23 jun 2014

Marco conceptual para el mapeo productivo de una región

Borrador para la discusión: marco conceptual para el análisis, diagnóstico y mapeo productivo del municipio de Barros Blancos del Departamento de Canelones (Uruguay).


“…La diferenciación social es una tendencia central que debe ser considerada, a los efectos de ver la dinámica de los sistemas de producción, esta es solo una parte de la ecuación de la que resultara la realidad concreta en la cual los sistemas se inviabilizan o reproducen. La diferenciación social es una tendencia constante que opera sobre los sistemas de producción pero, en todo momento se presentan contratendencias, …. No es lo mismo, por ejemplo, un contexto histórico de apertura de la economía y de políticas económicas neoliberales, que momento en donde predominan las políticas de protección y estímulo a la pequeña producción, o políticas de reforma agraria o colonización”.
Tommasino, 2001

En Barros Blancos hay un cambio acelerado del modo de producción, con ciertas relaciones sociales de producción que la imprimen al territorio características particulares, definiendo lugares en la división del trabajo, y una particular articulación con el entorno. La lógica de funcionamiento lejos está de ser definida por la gente, estando fuertemente condicionada por el capital. Partimos de una visión crítica del sistema capitalista y procuramos un camino de pensamiento-acción anti sistémico, no pretendemos solamente interpretar la realidad, queremos transformarla. Siendo el objetivo último de nuestro accionar mejorar la calidad de vida de la gente, particularmente de los sectores más desprotegidos.
La acumulación de “capital” genera diferenciación social, concentración y polarización, estas son tendencias propias del sistema capitalista. Vale decir que son tendencias, en el sentido que la dinámica capitalista conlleva a propiciar tales efectos en un horizonte temporal de largo plazo y a través de múltiples procesos, pero existen mecanismos que apuntan a contrarrestarlos. El patrón que asume esa acumulación en un momento y lugar determinado, permite que esas contratendencias se expresen en mayor o menor medida. Las políticas progresistas de los últimos años, que han favorecido la penetración de capital en la zona, ¿incluyen contra-tendencias lo suficientemente fuertes? ¿Qué rol tiene las políticas públicas, la acción-participación de organizaciones sociales populares? Tener información es fundamental para construir conocimiento, decidir el accionar y formar ciudadanía.
Realizadas estas aclaraciones, veremos cómo proponemos realizar una aproximación a las particularidades de las expresiones del mundo del trabajo en territorios periféricos como los de Barros Blancos y sus consecuencias. El proceso histórico de transformaciones en Barros Blancos (como de cualquier zona) resulta en beneficiados y en perjudicados, así como tiene responsables identificables como causantes del mismo. Los sujetos en cuestión, tienen entonces un diferente lugar en el proceso productivo y esto lo podemos analizar bajo la óptica de las relaciones sociales de producción. Esta categoría -al decir de Foladori-, de la mayor jerarquía para el análisis, da cuenta, simultáneamente, de lo común y de las diferencias, de la unidad y de la contradicción. No existen relaciones sociales de producción sin su contraparte. No existen capitalistas sin obreros asalariados. No existen productores mercantiles sin diferenciación social. No existen productores que progresen en términos económicos, sin otros que se vean, simultáneamente perjudicados. En dicho proceso identificaremos actores (responsables, beneficiados y perjudicados), procuraremos ver los medios de producción y cómo se establecen las relaciones de producción, como ha sido la integración al entorno “por el mercado” y que posibles alternativas podemos visualizar (potencializar-construir). El nivel de análisis en el que pretendemos ubicarnos es un nivel intermedio del sistema nacional y el nivel de empresa o sistema productivo.

Utilizaremos parte del bagaje conceptual relacionado al enfoque de sistemas, al Modo de Producción (marxismo), enriquecido por aportes de autores como los vinculados a las teorías economía-mundo (Amin, Braudel), enfoques de análisis de patrones en la reproducción (acumulación) de capital (Osorio, Quartino) y los de estudios del desarrollo y sustentabilidad (Foladori, Tommasino y otros).



...en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” 
 Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859)


El Modo de Producción Capitalista implica -al menos- la propiedad privada de los medios de producción, que son a su vez producto del trabajo social (máquinas)[1], sobre esta base, la división de la sociedad en dos clases fundamentales, estando el trabajo social bajo la forma de asalariado libre. El mercado capitalista generalizado constituye el marco en el cual operan las leyes de la economía (la “competencia”), convertida en fuerzas que actúan independientemente de las voluntades subjetivas, expresadas mediante la enajenación economicista y el predominio de la economía (Amin, 1997).
Una de las características del sistema capitalista, es que la riqueza rige al poder. La enajenación economicista funda la autonomía de lo económico y su predominio con el capitalismo y en parte es la base para (siguiendo a Braudel) separar la realidad social (dialécticamente unida) en tres estratos:
  •      La base: “la vida material” cotidiana, la organización del trabajo y la subsistencia en el seno de la familia. Aquí entra el sistema de satisfacción de las necesidades por la producción de subsistencia y la organización de la familia, temas de género, hábitos, costumbres, etc. Al decir de Braudel éste es "el estrato de la no-economía, el suelo en el que el capitalismo hunde sus raíces, pero que nunca puede penetrar del todo".
  •      El “mercado”, se construye sobre la anterior, abarca al conjunto de estructuras en cuyo seno operan los intercambios, regidos por la división social del trabajo (distribuyendo el trabajo por ramas y áreas), regulada por el valor (ley del valor –en el sentido marxista-). Aquí entra el sistema de intercambios, la venta de fuerza de trabajo, la producción para el mercado, distribución y consumo.
  •      El “antimercado”, la política, relaciones de poder, análisis del poder y del sistema mundial. La articulación entre poder político y poder económico y financiero. La enajenación del poder, el rol del Estado y la institucionalidad, el marco normativo. Antimercado no debe interpretarse como una contra tendencia (contra el capital), aunque si lo puede ser. Braudel plantea que el antimercado es una característica fundamental del capitalismo, “donde operan los grandes depredadores en la jungla de la política local y mundial”. El capital es el poder económico de la sociedad burguesa, pero el poder no es solamente el del capital.

Figura 1. Estratos y relaciones de la realidad a considerar.
relaciones sociales de produccion


En la base encontramos las condiciones de producción. Según O´connor, éstas son cosas que no son producidas como mercancías de acuerdo con las leyes del mercado (ley del valor), pero son tratadas como si fueran mercancías. En otras palabras, se trata de “bienes ficticios” con “precios ficticios”. De acuerdo a Marx, existen tres condiciones de producción: primero, la fuerza de trabajo humana, o lo que Marx llamó “las condiciones personales de producción”; segundo, el ambiente, o lo que Marx llamó “las condiciones naturales o externas de producción”; y por último, la infraestructura urbana (podemos agregar el “espacio”), o lo que Marx llamó “las condiciones generales, comunitarias, de producción”. "Es importante resaltar que las condiciones de producción no son producidas de acuerdo con las leyes del mercado. Y la regulación del mercado sobre el acceso del capital a estas condiciones, cuando son producidas y si son producidas, es selectiva, parcial y a menudo deficiente. Por tanto, debe existir alguna agencia cuyo trabajo consista tanto en producir las condiciones de producción como en regular el acceso del capital a las mismas. En las sociedades capitalistas, esa agencia es el estado. Toda la actividad del estado, incluyendo virtualmente la actividad de todas sus agencias y todos sus rubros presupuestarios, está vinculada de uno u otro modo con la tarea de proveer al capital acceso a la fuerza de trabajo, a la naturaleza, o a la infraestructura y al espacio urbanos" (O´connor, 2000)

Proponemos entonces analizar la realidad del mundo del trabajo de Barros Blancos en tres estratos (o grupos de actividades) interconectados dialécticamente entre si y relacionadas a su vez con su base biofísica (antrópica y no antrópica). Dentro de este último nivel, es relevante considerar la forma de reproducción, ya sea que deban necesariamente o no operar las relaciones sociales o dicho de otra manera, distinguir en los “recursos” que se renuevan obligatoriamente en forma antrópica de los que no. Un puente, una carretera estaría en el primer grupo en tanto que la fertilidad del suelo en el segundo. Nótese que en el segundo grupo la incidencia de las relaciones sociales -si bien es menor- es creciente. Siguiendo el ejemplo la fertilidad del suelo, la misma puede ser “mantenida” sin la presencia humana, pero los factores antrópicos sin duda actualmente juegan su rol directo (laboreo, fertilizantes, etc) e indirecto (calentamiento global, pérdida de diversidad, etc).

En todos los niveles operan relaciones técnicas y sociales, y diferentes relaciones sociedad-naturaleza, siendo las relaciones sociales de producción las que articulan la base con los estratos superiores y determinan las relaciones con el entorno “natural”. Estas estructuras y relaciones identificables en Barros Blancos, están vinculadas a un entorno mayor, el cual ejerce fuertes condicionamientos, correspondiendo a la realidad de una zona periférica.

Siendo que no todas las “cosas” tienen la misma importancia para la reproducción, desarrollo y mejora de la calidad de vida de la sociedad, es necesario priorizar el análisis, y siendo las “cosas” medios de producción las que permiten generar el resto, será esta una categoría importante. Como las “cosas” se gastan y el capital necesita de ciclos de producción, es necesario producirlas constantemente, por ello la reproducción de medios de producción es tan importante (la reproducción antrópica y la no antrópica). En gran medida los medios de producción pueden ser apropiados (individual o colectivamente) y cada sociedad mantiene reglas de apropiación, reparto y herencia de los mismos. Son estas relaciones sociales de producción quienes determinan, en última instancia, el relacionamiento con la naturaleza externa, o sea determinan el proceso de producción (Foladori).

En su ciclo de acumulación y valorización el capital sufre un proceso de metamorfosis, el paso del capital bajo las distintas formas en su ciclo va dejando huellas en la producción y en la circulación, estableciendo patrones de conducta en su reproducción en periodos históricos determinados (Osorio, 2004). Podemos decir entonces que en un lugar y momento histórico particular en el cual hacemos el análisis, hay formas concretas que asumen los medios de producción y su reproducción, la reproducción de la fuerza de trabajo, de generación, apropiación y uso de excedentes, de localización, estructura y funcionamiento de los mercados y las formas sociales y políticas de actuación y reproducción de los grupos sociales. A dicha estructuración, que define la impronta del proceso de acumulación en un panorama concreto, la podemos denominar “padrón de acumulación”. Caracterizar el padrón de acumulación es solo un paso, que debe ser complementado con el análisis de las complejidades del desarrollo concreto (Cuartino, 1992). Frente a la fragmentación que predomina en los análisis económicos y de las ciencias sociales y naturales en general, la noción de patrón de reproducción del capital permite romper con esa tendencia y alcanzar una visión integradora de la realidad societal. A partir de interrogar cómo se reproduce el capital en tiempos históricos y espacios geoespaciales determinados, la apertura a otras esferas del campo societal –sean el social, el político, el ambiental que han asumido distintas disciplinas–, se hace ineludible (Osorio, 2004)

Los conceptos de modo de producción, sistema mundial capitalista y el de padrón de reproducción (acumulación) corresponden a niveles de análisis mayores que el pretendido en este trabajo, esto sumado a que mucha información no está presente a nivel de Municipio, hacen que no profundicemos en todas las categorías planteadas. En otras palabras, el nivel de análisis escogido, hace que ciertas propiedades emergentes no puedan ser analizadas. Esto no implica perder de vista las leyes o tendencias generales del funcionamiento capitalista, que emergen en niveles de análisis superiores, más bien, refuerzan la atención en que lo particular del análisis no debe ir separado de los procesos generales de los cuales forma parte. En este sentido asumimos el planteo de Morin (1999) quien entiende que para que un conocimiento sea pertinente debe evidenciar el contexto en el cual acontece, el sistema global en el cual se inscribe, su multidimensionalidad y complejidad. En resumen, este mapeo no busca sin duda acabar estos temas (ni siquiera analizarlos todos), más bien pretende ser un punto de partida y aportar elementos desde esta perspectiva, para una discusión que debe ser colectiva.


[1] Máquinas en el sentido genérico, lo que supone un nivel de desarrollo de las fuerzas productivas superior (en relación al artesanado y sus instrumentos)

Citas:
¿Es posible el capitalismo sostenible? James O´Connor ; Papeles de Población 2000, 6 (24).