10 abr 2013

NUESTRA TIERRA, NUESTRAS VIDAS

Tal es el título de un documento de Kate Geary publicado por Oxfam en octubre de 2012, en el cual plantean que en la última década se ha vendido en el mundo una superficie de terreno equivalente a ocho veces el tamaño del Reino Unido, a medida que las compras de tierra se han ido acelerando con rapidez. Dicha superficie podría alimentar a mil millones de personas, equivalente al número de personas que se acuestan con hambre cada noche.

Cada seis días, los inversores extranjeros han estado comprando en los países pobres una superficie de tierra del tamaño de Londres. Los precios de los alimentos están experimentando grandes subidas por tercera vez en cuatro años, lo cual podría incrementar el interés por las tierras a medida que los países ricos intenten garantizar sus suministros alimentarios y que los inversores perciban la tierra como una buena apuesta a largo plazo. Demasiado a menudo los desalojos forzosos de los agricultores pobres son la consecuencia de estas transacciones de tierras, cada vez más habituales en los países en desarrollo.


En los últimos años, otros países han intentado introducir controles a las transacciones de tierras a gran escala, entre ellos Mozambique (véase Cuadro 4), Brasil, Tanzania, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Argentina. En enero de 2012, el Parlamento Panafr icano solicitó una moratoria de las nuevas inversiones en tierras a gran escala " a la espera de la entrada en vigor de política s de tenencia de la tierra y directrices sobre la buena gobernanza de la tierra".  En 2012, Kofi Annan y otros miembros del Afric a Progress Panel Report ( Grupo para el Progreso de África ) exhortaron a los gobiernos africanos a que "evaluaran detenidamente los acuerdos sobre transacciones de tierras a gran escala y consideraran declarar una moratoria hasta disponer de una legislación que proteja a los pequeños agricultores y comunidades".

El documento finaliza recomendando que a la luz de la decisiva influencia que ejerce el Banco Mundial sobre los gobiernos y el sector privado, Oxfam considera que debería dejar de apoyar las adquisiciones de tierras de forma inmediata, así como desempeñar un papel destacado para detener las compras masivas de tierras que no están sujetas a regulación . El Banco debería aprovechar esta suspensión temporal de sus préstamos para acometer reformas internas y enviar un mensaje claro a los inversores y gobiernos : el acaparamiento de tierras debe terminar.


Uruguay no escapa a la realidad planteada en dicho informe, más allá de las particularidades de nuestra realidad, pero las políticas de control de tierra siguen a la espera. Tierra especulativa, sociedades anónimas, extranjerización, monocultivo de soja y eucaliptus...
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El documento completo puede leerse aquí

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