Introducción
Siguiendo a
O´connor (2000) lo “sostenible” tiene una connotación a la vez práctica y
moral. ¿Existe acaso alguien que se oponga a la “sostenibilidad”? El
significado más elemental de “sustentar” es “conservar algo en su ser o estado”,
como mantener un cierto ingreso. ¿Qué productor estaría en contra de mantener
su capital y mantener su reproducción? Otro significado posible es el de
“proveer de alimentos o medios de vida”. ¿Qué pequeño productor descapitalizado
o con poca tierra, o que trabajador rechazaría este significado? Y otra definición
es la de “persistir sin ceder”, “defender una posición” o “mantener un estilo
de vida o cultura” ¿Qué pequeño agricultor no se resiste a caer ante los
impulsos expansionistas del gran capital, enorgulleciéndose por su
“persistencia”? Una cuarta forma de definir o encarar el tema es la
“sustentabilidad ecológica”, aun cuando es escaso el acuerdo en el significado
preciso de esta expresión, si es a nivel de especie, a nivel de ecosistema,
bioregión o planeta, si considera los aspectos biofísicos o se combinan con
dimensiones socioeconómicas, etc. ¿Quién está en contra de la defensa de “la
naturaleza”?
Sostenimiento
o sustentabilidad abarca entonces varios sentidos complementarios y
contrapuestos; “Sostener el curso de la acumulación capitalista”; “Proporcionar
medios de vida a la población mundial”, “estrategias de resistencia, por
aquellos que son afectados por la relación trabajo capital” y “la
sostenibilidad ecológica”.
O´connor
(2000) plantea que estamos en presencia de una lucha a escala mundial por
determinar cómo serán definidos y utilizados términos como el “desarrollo
sostenible” o el “capitalismo sostenible”. Esto quiere decir que la
“sostenibilidad” es una cuestión ideológica y política, antes que un problema
ecológico y económico. En un sentido similar Pierri y Foladori (2001)
planteaban que los problemas ambientales deben ser enfrentados, en primera
instancia, como lo que son: problemas sociales.
Parafraseando
a O´connor, si se define “sostener” de estas cuatro maneras, la respuesta breve
a la pregunta “¿es posible la producción agrícola familiar sostenible”? es
“no”, y la larga es “probablemente no”. Los productores familiares como unidad
económica mercantil capitalista, no escapan a las tendencias del sistema mundial. El capitalismo tiende a
la autodestrucción y a la crisis; la economía mundial profundiza la
diferenciación social y la concentración de capital; no se puede esperar que los
pequeños productores y trabajadores soporten la crisis indefinidamente y, como
quiera que se defina la “sostenibilidad”, la base material “natural” está siendo
atacada en todas partes.
La producción agropecuaria
familiar, mercantil, capitalista, podrá resistir (en este sentido ser más o
menos sustentable en el mediano plazo) según como se gestionen las
contradicciones del sistema capitalista mundial a escala global y nacional o
local. Los sistemas productivos familiares podrán resistir aisladamente, pero
esta resistencia, no es de por sí, una contratendencia al sistema. ¿Podría
llegar a serlo en el marco de una organización social que la contenga?
Sustentabilidad de la producción agrícola familiar.
Pretendemos
aquí abordar la sustentabilidad en forma acotada a la producción agrícola
familiar en Uruguay, en un sentido de mediano plazo (2 o 3 generaciones) y
quizás pragmático, considerando tanto aspectos sociales, como económicos y
biofísicos.
La producción agropecuaria familiar
será sustentable en el mediano plazo, en tanto logre alcanzar una cierta
rentabilidad y acumulación de capital, logre mantener las condiciones de
producción y el acceso a bajo costo de las mismas. Y en el largo plazo en tanto
logre articular-se en un modelo socio-productivo que al menos trascienda a las
relaciones capitalistas de producción.
El primer aspecto toma en cuenta la necesidad de rentabilidad y acumulación
(sustentabilidad económica), los productores individuales necesitan aumentar o
mantener una cierta tasa de ganancia, ya sea aumentando la productividad del
trabajo, acelerando los procesos productivos, bajando los salarios u otros
mecanismos de mayor producción con menor número de trabajadores. En el caso de
la producción familiar, la opción es acelerar los procesos de producción, no
explotar más a los trabajadores (que generalmente son ellos mismos) y
conduciría a una in-sustentabilidad del sistema particular.
Auto
explotarse podría ser una alternativa, de hecho lo es para un gran número de
productores familiares, y aquí pasamos al segundo
aspecto, donde la reproducción de la fuerza de trabajo entra en juego,
como una de las condiciones de producción. Una de las particularidades de la
producción agropecuaria familiar es que en un mismo predio (espacio físico)
conviven un sistema de producción y la reproducción de la familia. Cuando
hablamos de auto-explotarse hablamos -es claro- de bajar costos, pero también
de condiciones de vida, ¿hasta qué punto aceptan restringir sus expectativas de
calidad de vida?
Estas “condiciones
de producción” son al menos: 1) la reproducción de la fuerza de trabajo, 2) los
recursos o condiciones naturales y 3) la infraestructura urbana-rural, en
términos genéricos el espacio. Éstas, según O´connor, están por fuera de la ley
del valor en -el sentido Marxista-, vale decir, son cosas que no son producidas
como mercancías de acuerdo con las leyes del mercado, pero son tratadas como si fueran mercancías. La producción
sostenible requeriría que estas tres condiciones de producción estén
disponibles en el momento y en el lugar correcto, en las cantidades y con la
calidad correctas, y con los precios
ficticios correctos, por lo tanto aquí se cruzan los aspectos ecológicos,
sociales y económicos de la sustentabilidad. El precio o los costos de estas
condiciones y en términos más generales la capitalización de las mismas, y de
la naturaleza y el ambiente en particular, tienden a elevar el costo del capital,
a reducir su flexibilidad y aumentar la in-sustentabilidad de las empresas.[i]
La presencia
de dificultades importantes en el abastecimiento de fuerza de trabajo, recursos
naturales e infraestructura y espacio urbano plantea una amenaza a la
viabilidad de los SSPP, e incluso a programas capitalistas enteros de carácter
sectorial o nacional. De generalizarse, estas dificultades podrían llegar a
amenazar la sostenibilidad al elevar los costos y afectar la flexibilidad del
capital. De este modo, los “límites del
crecimiento” no se presentan en primera instancia como el resultado de la
escasez absoluta de fuerza de trabajo, materias primas, agua y aire limpio,
espacio urbano y demás, sino como el resultado del alto costo de la fuerza de trabajo, los recursos, la
infraestructura y el espacio (O´connor, 2000).
Pero la
sustentabilidad no es solo económica, podemos ver además de los costos, cuales
son las formas de reproducción de la fuerza de trabajo, de la naturaleza o el
espacio que consideramos “socialmente aceptable”,
donde entran en juego aspectos culturales, ideológicos, religiosos, etc. ¿Cuál
es la calidad de vida a mantener o a alcanzar?, ¿cuál es un estilo de vida
aceptable o deseable? ¿Cuál es la naturaleza a preservar?[ii].
Las respuestas dependerán de complejos problemas de representación, imágenes de
la naturaleza, de problemas de solidaridad social, y de cómo es que queremos
vivir, de legitimación y poder dentro de las comunidades.
Es importante
resaltar que las condiciones de producción no
son producidas de acuerdo con las leyes del mercado. Y por tanto, la
regulación del mercado sobre el acceso del capital a estas condiciones, es
mediada por el poder, y normalmente a
través del estado, y es éste quien se encarga en caso de ser requerido (en
general pero no exclusivamente, por el capital) de producir las mismas ya sea
directa o indirectamente. Aquí, en este tercer
aspecto, entra en juego el poder político del capital, el Estado y también
el poder de las organizaciones sociales (en sentido amplio). Estamos hablando
de los aspectos normativos, legislaciones y los diferentes organismos como el
MGAP, el Instituto de Colonización, INIA, etc. y no solamente los vinculados
directamente a la producción, todo el andamiaje estatal y paraestatal
interviene en esta asignación de recursos. Es por esta razón que a lo largo de
la historia se observa que los grandes avances del capital se dan cuando ésta controla
el estado.[iii]
Entonces,
ahora siguiendo a Braudel, podemos analizar la sustentabilidad en los tres
estratos de la realidad, la base material, el mercado y el antimercado.
Los SSPP sustentables
deben:
1. generar
procesos agroecológicos –productivos y no productivos- que permitan la
reproducción de la base material, (salud, calidad de vida, reproducción de la
familia, etc…)
2. mantenerse
en el mercado, al tiempo que
3. generar
mecanismos de producción e intercambio con lógicas de gestión no capitalistas,
procesos asociativos, cooperativos…
4. luchar
por el acceso a las condiciones de producción a bajo costo y -sobre todo- generar
política anticapitalista (justicia, democracia, participación, libertad…).
Un sistema de
producción individual en el corto plazo requiere los primeros dos aspectos, en
tanto que en el mediano y largo plazo requiere de organizaciones agropecuarias
que apunten a el tercer y cuarto aspecto mencionado, lo que no quita que las
organizaciones puedan – y deban- contribuir también a los dos primeros aspectos
y de esta forma mejorar las posibilidades de sustentabilidad a corto plazo.
Bibliografía
Braudel, F.
1986. La dinámica del capitalismo. Fondo de
cultura económica. Méjico. 48 p.
Kovel, J. 2005. El enemigo de la naturaleza. ¿El fin del capitalismo o el fin del mundo?, Bs. As., Tesis 11, 269 p.
O´Connor, J. ¿Es posible el capitalismo sostenible?Papeles de Población [en linea] 2000, 6 (Abril-Junio). Cconsulta: julio de 2015. en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11202402 ISSN 1405-7425.
Pierri N. y Foladori G. (Editores). 2001. ¡Sustentabilidad? Desacuredo sobre el desarrollo sustentable. Montevideo. Trabajo y Capital.
Kovel, J. 2005. El enemigo de la naturaleza. ¿El fin del capitalismo o el fin del mundo?, Bs. As., Tesis 11, 269 p.
O´Connor, J. ¿Es posible el capitalismo sostenible?Papeles de Población [en linea] 2000, 6 (Abril-Junio). Cconsulta: julio de 2015. en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11202402 ISSN 1405-7425.
Pierri N. y Foladori G. (Editores). 2001. ¡Sustentabilidad? Desacuredo sobre el desarrollo sustentable. Montevideo. Trabajo y Capital.
[i]
Algunos
como O´connor (2000) o Kovel (2005) llaman a esta la “segunda” contradicción
del capitalismo, esto es, la reducción de las “ganancias marginales” generada
por la contradicción entre el capital y la naturaleza (y otras condiciones de
producción), asociada a los efectos económicos adversos para el capital que
surgen del ambientalismo y otros movimientos sociales. Amin (1999) plantea que
la segunda contradicción intrínseca al capitalismo es la contradicción entre la
“racionalidad del cálculo económico” y la necesidad de salvaguarda del porvenir
de la vida del planeta, y que ningún método de “interiorización de costos
externos” se encuentra a la altura de este desafío. A éstas, suma una tercera
contradicción, el contraste creciente entre “centro y periferia”.
Existen dos razones principales para esta 2º
crisis. Primero, una razón sistémica, que consiste en que los capitales
individuales tienen pocos incentivos para utilizar las condiciones de
producción de manera sostenible, sobre todo cuando se enfrentan a malos tiempos
económicos creados por el propio capital. La primera ocurre cuando capitales
individuales defienden o recuperan ganancias mediante estrategias que degradan
las condiciones materiales y sociales de su propia producción, o que no logran
mantenerlas a lo largo del tiempo. Este es el caso, por ejemplo, del descuido
de las condiciones de trabajo (lo que termina por producir un incremento en los
costos sanitarios), de la degradación de los suelos (que acarrea un descenso en
la productividad de la tierra), o de desatender las infraestructuras urbanas en
proceso de deterioro (aumentando así los costos derivados de la congestión y de
la vigilancia policial), por mencionar tres ejemplos. Segundo, y precisamente
debido a esta primera razón, los movimientos sociales desafían el control del
capital sobre la fuerza de trabajo, el ambiente y lo urbano.
Por ej. usar glifosato para implantar los
monocultivos de soja puede generar ganancias a corto plazo en desmedro de
tecnologías más sostenibles, pero en el largo plazo puede causar, perdidas por
erosión de suelo, aparición de nuevas malezas o plagas, etc. y aumento de las
presiones sociales para reducir o controlar su uso, exigiendo mejores máquinas
que controlen la deriva, mayor protección para los operarios, control de los
residuos en la cosecha, etc. que terminarán por incrementar los costos.
[ii]
Pongamos un ejemplo, la contaminación del agua del
Santa Lucia, es causada entre otros factores por acumulación de nutrientes
provenientes de los ganaderos, el exceso de nutrientes en los predios terminan
en el agua, contaminándola. ¿Es un problema para la sustentabilidad de los
mismos?, no, en tanto la potabilización del agua y sus costos corren por cuenta
de la sociedad, en todo caso incrementan los costos de reproducción de mano de
obra para todos los capitalistas. Ahora bien, se continúa contaminando hasta
pasar a un nivel mayor en el cual hay floración de algas tóxicas, para el cual
el sistema de tratamiento de agua no está preparado, se genera una demanda
social, queremos agua de calidad. Como lograrlo, hay tecnología para
potabilizar y solucionar el problema (costos asumidos por todos) o cambiar la
producción que contamina (costos asumidos por los ganaderos), o una combinación
de cambios de formas de producción con exoneración de costos parciales, o
quienes contaminan pagan más para eliminar sus desechos del agua. Otras
alternativas (ya ha pasado en el pasado y continua pasando, veamos el arroyo
Miguelete o el Pantanoso de Montevideo) consigamos otra fuente de agua (y más
allá de cómo se repartan los costos) aceptemos vivir con un río contaminado. El
río con alta carga de nutriente puede ser incluso utilizado como una fuente de
agua para riego de los predios linderos al mismo. A quienes usen el agua para
este fin les serviría incluso una mayor contaminación, reduciendo sus costos de
fertilización. El evitarse los altos costos de potabilización de una fuente
contaminada, habiendo otra fuente de agua, podrían incluso llagar a bajan los
costos de vida. Quienes
se encargan de la generación o servicios de sistema de tratamiento también se
verán beneficiados individualmente, en tanto se incrementa la demanda. Los
proveedores de servicios vinculados a la salud también podrían verse beneficiados
por las mismas razones. Podríamos continuar con varios potenciales beneficiados
(aunque sea en el corto plazo y directamente), más allá que en el largo plazo e
indirectamente esos mismos puedan ubicarse del lado de los perjudicados. Ahora
bien, hasta aquí vimos aspectos económicos, pero ¿Cómo queremos vivir?
¿Aceptamos un rio contaminado?, ¿a cambio de qué? Hace cientos de años que contaminamos ríos,
¿quiénes son los perjudicados y quienes los beneficiados, en cada momento y
situación particular? ¿De qué forma queremos vivir? Aquí esta lo ideológico y
político del tema, interactuando con lo económico o ecológico.
[iii] …”el Estado moderno, que no ha creado el capitalismo pero sí lo ha heredado, tan pronto lo favorezca como lo desfavorezca; a veces lo deja expandirse y otras le corta sus competencias. El capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado, cuando es el Estado.” Braudel 1986.
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