El pastoreo es el encuentro entre la vaca y la hierba.
“¿Qué es el pastoreo? La respuesta por lo
general, suele ser: “es hacer que un animal coma la hierba”.
Exacto. Pero he aquí otra respuesta más real a mi juicio. Es
hacer que el animal y la hierba se encuentren (Voisin, 1974).
El estudio de las plantas pratenses, no debe
descuidar un aspecto fundamental, los animales que las pastorean. Los
análisis químicos de las plantas, los ensayos en pequeñas parcelas
desde el punto de vista botánico, etc., no deben olvidar al
animal y los sistemas productivos en los cuales están insertos.
La vaca actúa sobre el pasto. “En un
Centro experimental americano se estaba estudiando, desde el punto de
vista botánico y en pequeñas parcelas, diferentes tipos de tréboles
blancos, El profesor que nos acompañaba nos dijo: “La variedad A
produce rendimientos más elevados que la variedad B, pero, en
cambio, carece de interés; al principio del verano es atacada y
destruida por la cicadela de la patata (Empoasca fabae). La varideda
B, por el contrario no es atacada.” Pasamos después a otro Centro
americano, en donde se experimentaban también las dos variedades A y
B. Esta vez era una prueba real con pastoreo por vaca. El mismo
profesor nos explicó que la variedad B no tenía nada que hacer
frente a la variedad A, que daba rendimientos lácteos muy
superiores: “¿No tienen cicadela en su región?”, preguntamos.
“Nos invaden”, fue la respuesta. Adivinando nuestro pensamiento,
el profesor sonriente, añadió: La cicadela ataca la variedad A
cuando está no es pastoreada. Pero, en el pastoreo a diente, la
reproducción de la cicadela es impedida por la pezuña y por el
diente del animal.” Así son comprensibles los errores que puede
acarrear la prueba botánica en sí misma, cuando no tiene en cuenta
las relaciones que deben existir entre la planta y la vaca”
(Voisin, 1974).
“Todos de los estudios y tablas existentes sobre
la alimentación de la vaca se refieren a esta última en el establo,
confinada. Cuando se ha querido estudiar el valor alimenticio de un
forraje verde determinado, los autores se han limitado a ponerlo,
previamente cortado, a disposición del animal en el pesebre.”
Pocos trabajos se dedican al pastoreo. Existe la hierba en sí misma
y también la vaca como ente aislado, pero, sobre todo, existe la
vaca que pasta la hierba. “Cuando pensemos en la vaca, no
olvidemos jamás las necesidades de la hierba. Al examinar la hierba,
pensemos siempre en las necesidades de la vaca. Al satisfacer de
la mejor manera posible las necesidades de ambas partes.
Conseguiremos un pastoreo racional que nos procurará la máxima
productividad de la hierba, al tiempo que permita a la vaca obtener
óptimos resultados” (Voisin, 1974).
¿Qué es una planta pratense? Las plantas
componentes de las pasturas, denominadas pratenses, en especial
gramíneas y leguminosas, presentan particularidades anatómicas y
fisiológicas. Una planta pratense es aquella capaz de rebrotar
después de ser cortada. Luego de cortada, le queda muy poco de la
parte verde aérea, capaz de crear (por fotosíntesis) los elementos
necesarios para la formación de nuevas células, es decir, para el
siguiente rebrote de la planta. Por lo que la planta al ser cortada
necesita tener reservas suficientes (en raíces, base de tallos o
partes bajas aéreas) que le permitan la conservación y el
crecimiento de la planta. Si la planta es cortada antes de que hayan
almacenado las reservas suficientes, el rebrote se hará muy difícil,
pudiendo incluso no llegar a producirse.
Tomemos el ejemplo de una vieja gramínea: el trigo.
Si hacemos pastar el trigo cuando acaba de nacer lo destruimos.
Cuando llega la cosecha con el grano maduro, el rastrojo no vuelve a
rebrotar. Pero, entre estos dos momentos extremos, existe un período
en el que resulta posible hacer pastar el trigo, que puede luego
rebrotar para producir más tarde una estimable cosecha. Respondemos
ahora: “Una planta pratense es una planta capaz de almacenar en
sus raíces (y en la base de sus tallos), varias veces durante un
año, las reservas suficientes que le permitan obtener un nuevo
rebrote después de cada corte” (Voisin, 1974).
Por lo tanto una planta pratense pastoreada tendrá
un ritmo alternado del acúmulo y del agotamiento de las reservas. La
capacidad de rebrote además de las sustancias de reserva depende de
otros innumerables factores, ambientales (duración del día, humedad
del suelo y el aire, fertilidad, etc.) y genéticos. Las diferentes
especies se verán afectadas en su nivel de reserva diferencialmente
por el corte animal y su frecuencia. Weinmann 1952 (citado por
Voisin, 1974) señala que “las influencias provocadas por los
repetidos cortes de la hoja son acumulativas, reduciendo
progresivamente cada vez más las reservas…”
La contribución inicial de C y N (y otras
sustancias) para el rebrote proviene de las substancias de reserva
presentes en las plantas. Esa dependencia normalmente es menor a una
semana, a pesar de que hay registros en la literatura de hasta 10
días de consumo de substancias de reserva tras haberse producido el
corte. A partir de entonces, la fotosíntesis se torna decisiva para
el crecimiento. Esta dependencia de las sustancias de reserva para
algunas plantas puede ser menor y depender más del área foliar
remanente para el rebrote.
En pocos tratados de fisiología vegetal y manejo de
pasturas se encuentran definiciones relativas a pastoreo y planta
pratense. No considerarlas, en todo o en parte, fue una de las causa
de los fracasos de los que se iniciaban o trataron de establecer
parámetros de comparación del Pastoreo Racional con los demás
sistemas de pastoreo. A esto podríamos agregar la concepción
dinámica y el factor tiempo no siempre bien considerado, así como
la necesidad de considerar el ecosistema y el agroecosistema en el
cual son manejados.
“Una de las mayores
enseñanzas de la ecología dinámica de los pastos es esta estrecha
correlación entre la vida del suelo y su flora, o lo que es lo
mismo, la estrecha correlación de los elementos vivos del suelo
con la planta, el animal y el ser humano” (Voisin, 1971).
La curva de crecimiento de la hierba.
Cuando la planta sale de la semilla, crece al
principio lentamente y luego con mayor rapidez, al llegar al período
de floración, el crecimiento comienza a disminuir. Tal es la
curva sigmoidea, de la cinética de crecimiento, obtenida del
crecimiento de sustancia seca de la planta de maíz por Bonner y
Galston (1952). La curva de crecimiento y de rebrote de la planta
pratense también tiene la forma sigmoidea, “característica de
todos los organismos vivos en general” (ver figura 1). En todos los casos podemos
distinguir tres períodos, uno de crecimiento lento, un período
intermedio de crecimiento muy rápido y u final de escaso
crecimiento.
Figura 1. Crecimiento y porducción total de hierba, por hectárea, en dos estaciones diferentes. ( Voisin, 1974)
Midiendo el crecimiento de sustancia verde de sus
pasturas (Figura 2) en Normandía, Francia, notó Voisin que en el
auge de la primavera, meses de mayo y junio, el crecimiento por
hectárea era de 480kg en los primeros seis días de descanso de las
parcelas, 1.120 kg en los siguientes tres días y 3200kg en los
últimos nueve días. Era el punto apropiado para poner sus vacas en
las parcelas: la pastura había completado su crecimiento más rápido
en apenas 18 días. Notó del mismo modo, que a partir de allí hasta
los 27 días, o sean otros nueve más, el crecimiento de la pastura
fue de apenas 960kg. Remarca que “Esta relación es, lógicamente,
teórica, y varía según las regiones y las condiciones climáticas
anuales”. Para cada pastura en particular la curva es la misma,
variando los parámetros que la definen. Siguiendo con sus datos, los
tiempos óptimos de reposo serían por término medio, de 18
días en mayo y de 36 días en agosto. Admitamos que con estos
tiempos de reposo han podido rebrotar 4800 kg de hierba cosechable
por hectárea, veamos por tanto que con un tiempo de reposo
equivalente a la mitad del óptimo, la producción se reduce un
tercio (a 1600 kg/ha), con un tiempo de reposo equivalente a la
tercera parte del óptimo, la producción se reduce a la décima
parte y con un tiempo de reposo superior a la mitad del óptimo, la
producción aumenta a solo en un 20%. Lo que demuestra la necesidad
de la variación de los tiempos de reposo de la hierba, según la
estación. Cuando elijamos un tiempo de reposo óptimo medio será
preciso situarlo más bien por encima que por debajo. Evidentemente,
es preciso tener en cuenta también el valor nutritivo de la hierba.
“Los trabajos que poseemos de los Centros de
investigación comparan los rendimientos de las plantas pratenses en
diferentes condiciones pero casi siempre, si no siempre, son cortadas
a intervalos de tiempo iguales, es decir semanales, cada dos semanas,
etc. Es preciso emprender estudios haciendo variar los tiempos de
reposo, según la época y la estación, y utilizando diferentes
sistemas de reposo variables” (Voisin, 1974). Aún hoy día, esta
afirmación resulta, lamentablemente, cierta.
Necesidad de establecer tiempos cortos de
ocupación. Con tiempos de ocupación demasiado largos la hierba
habrá rebrotado lo suficiente para que el animal pueda prenderla y
cortarla de nuevo antes de llegar al tiempo óptimo, o sea cortada
por segunda vez durante una misma ocupación. Este tiempo límite
además de la pastura depende de la especie animal, una oveja es
capaz de cortar una hierba baja, que una vaca no puede arrancar.
“Podemos admitir, sin equivocarnos mucho, que los tiempos de reposo
demasiado cortos corresponden más o menos a lo que ocurre con el
“pastoreo continuo” por bovinos.”
Fluctuaciones estacionales del crecimiento de la
hierba. Más allá de poder establecer tiempos óptimos
estacionales, es necesario recordar las variaciones entre años,
regiones y países, fertilización, así como la influencia recíproca
del tiempo de reposo y del crecimiento diario de la pastura. Por lo
que el cálculo del tiempo de reposo debe realizarse por
aproximaciones sucesivas y nunca tomarse como valores absolutos. Es
preciso recordar “un principio fundamental: la agricultura es la
ciencia de las condiciones locales” (Voisin, 1971).
¿A qué altura debe hacerse pastar la hierba?
“La altura óptima de la hierba para el pastoreo
es la que permite un máximo rendimiento y que ofrece al animal la
posibilidad de cosecharlas mayores cantidades con valor alimenticio
óptimo. En caso de pastos permanentes, este resultado se consigue
con una hierba de 15 centímetro de altura media. Esta altura sirve
también para que una vaca pueda cosechar cantidades más elevadas de
hierba. Parece pues interesante estudiar las relaciones entre la
altura de la hierba y la cantidad de hierba presente. Pero existen
otros muchos factores lo que lo hace que cada caso sea un problema
particular que no puede resolverse con reglas o fórmulas
matemáticas” (Voisin, 1974).
Para una misma altura variará la cantidad de hierba
según su densidad. Los pastos recién sembrados están más
capacitados para crecer en altura que los viejos, a igual altura
habrá menos materia seca en un pasto recién sembrado. Nos interesa
sobre todo, no la cantidad de hierba presente, sino la cantidad de
hierba cosechable, es decir la que pueden cosechar los animales. ¿Qué
proporción existe entre la cantidad de hierba presente y la
cosechable?. No podemos dar datos precisos sobre esta cuestión, ésta
proporción es muy variable de acuerdo con las condiciones y métodos
de explotación.
¿Hasta qué altura se debe pastar?
La lógica requiere no hacer pastar demasiado a
fondo la planta, dejando suficientes superficies verde para que
contribuyan con el rebrote, reduciendo la duración del período
inicial de rebrote lento. Una hierba insuficientemente pastada puede
verse igualmente retrasada en su rebrote como consecuencia del escaso
desprendimiento de las coronas. La selectividad de los animales en
general hace muy difícil obtener una hierba no muy pastada sin que
existiese una importante superficie de hierba no cortada, que más
tarde se endurecerá. Es importante considerar también la evolución
de las sustancias de reserva y tamaño de las raíces, recordemos que
el pastoreo consume parte aérea y afectando también la cantidad y
distribución de las raíces.
La composición de la hierba.
No vamos a hacer referencia aquí a la composición
química de las pasturas. Nos limitaremos a anotar algunos
comentarios realizados hace ya más de 50 años (pero que no dejan de
tener vigencia) por un químico como lo fue Voisin.
“Con frecuencia me he preguntado si el análisis
no desempeña en la moderna ciencia agronómica el mismo papel que el
latín para los médicos de los tiempos de Molière. El análisis y
el latín tienen algo misterioso que siempre ha inspirado mucho
respeto”
“Una bruta que bien merece su nombre. Albrecht
1952 (de la Universidad de Missouri)dice “somos víctimas de un
lamentable error: llamamos proteína a lo que no es más que el
conjunto de varias combinaciones orgánicas de nitrógeno..no debemos
limitarnos a realizar la combustión de los alimentos en ácido
sulfúrico, a recoger el N obtenido (método Kjeldahl), a multiplicar
este N por un factor que varía desde 5,75 hasta 6,28 y considerar
que este resultado representa la proteína…A esta proteína la
llamamos proteína BRUTA…, pero bien merece este nombre.”
Otra: “La opinión de un premio Nobel de química
sobre el valor práctico de los análisis alimenticios. Synge, que
recibió el Premio Nóbel de Química en 1952 dice: “Realmente
resulta sumamente presuntuoso el permitirse recomendar a un
agricultor que debe modificar sus métodos de alimentación basándose
únicamente sobre resultados de la dosificación del nitrógeno por
el método de Kjeldahl…” Es agradable comprobar que un sabio tan
eminente haga tantas reservas sobre los análisis de los alimentos y
llegue a la conclusión de que los empíricos métodos alimenticios
del campesino deben ser considerados con respeto”.
Continua en segunda parte (ver)
--------------
André Voisin. 1974. Productividad de la hierba. Editorial Tecnos. Madrid. España. Cuarta reimpresión. Primeroa edición 1962. 499p.
No hay comentarios:
Publicar un comentario