26 jun 2013

De Productividad de la hierba (Voisin, 1974). Primera parte

El pastoreo es el encuentro entre la vaca y la hierba.

“¿Qué es el pastoreo? La respuesta por lo general, suele ser: “es hacer que un animal coma la hierba”. Exacto. Pero he aquí otra respuesta más real a mi juicio. Es hacer que el animal y la hierba se encuentren (Voisin, 1974).

El estudio de las plantas pratenses, no debe descuidar un aspecto fundamental, los animales que las pastorean. Los análisis químicos de las plantas, los ensayos en pequeñas parcelas desde el punto de vista botánico, etc.,  no deben olvidar al animal y los sistemas productivos en los cuales están insertos.

La vaca actúa sobre el pasto. “En un Centro experimental americano se estaba estudiando, desde el punto de vista botánico y en pequeñas parcelas, diferentes tipos de tréboles blancos, El profesor que nos acompañaba nos dijo: “La variedad A produce rendimientos más elevados que la variedad B, pero, en cambio, carece de interés; al principio del verano es atacada y destruida por la cicadela de la patata (Empoasca fabae). La varideda B, por el contrario no es atacada.” Pasamos después a otro Centro americano, en donde se experimentaban también las dos variedades A y B. Esta vez era una prueba real con pastoreo por vaca. El mismo profesor nos explicó que la variedad B no tenía nada que hacer frente a la variedad A, que daba rendimientos lácteos muy superiores: “¿No tienen cicadela en su región?”, preguntamos. “Nos invaden”, fue la respuesta. Adivinando nuestro pensamiento, el profesor sonriente, añadió: La cicadela ataca la variedad A cuando está no es pastoreada. Pero, en el pastoreo a diente, la reproducción de la cicadela es impedida por la pezuña y por el diente del animal.” Así son comprensibles los errores que puede acarrear la prueba botánica en sí misma, cuando no tiene en cuenta las relaciones que deben existir entre la planta y la vaca” (Voisin, 1974).

“Todos de los estudios y tablas existentes sobre la alimentación de la vaca se refieren a esta última en el establo, confinada. Cuando se ha querido estudiar el valor alimenticio de un forraje verde determinado, los autores se han limitado a ponerlo, previamente cortado, a disposición del animal en el pesebre.” Pocos trabajos se dedican al pastoreo. Existe la hierba en sí misma y también la vaca como ente aislado, pero, sobre todo, existe la vaca que pasta la hierba. “Cuando pensemos en la vaca, no olvidemos jamás las necesidades de la hierba. Al examinar la hierba, pensemos siempre en las necesidades de la vaca. Al satisfacer de la mejor manera posible las necesidades de ambas partes. Conseguiremos un pastoreo racional que nos procurará la máxima productividad de la hierba, al tiempo que permita a la vaca obtener óptimos resultados” (Voisin, 1974).

¿Qué es una planta pratense? Las plantas componentes de las pasturas, denominadas pratenses, en especial gramíneas y leguminosas, presentan particularidades anatómicas y fisiológicas. Una planta pratense es aquella capaz de rebrotar después de ser cortada. Luego de cortada, le queda muy poco de la parte verde aérea, capaz de crear (por fotosíntesis) los elementos necesarios para la formación de nuevas células, es decir, para el siguiente rebrote de la planta. Por lo que la planta al ser cortada necesita tener reservas suficientes (en raíces, base de tallos o partes bajas aéreas) que le permitan la conservación y el crecimiento de la planta. Si la planta es cortada antes de que hayan almacenado las reservas suficientes, el rebrote se hará muy difícil, pudiendo incluso no llegar a producirse.

Tomemos el ejemplo de una vieja gramínea: el trigo. Si hacemos pastar el trigo cuando acaba de nacer lo destruimos. Cuando llega la cosecha con el grano maduro, el rastrojo no vuelve a rebrotar. Pero, entre estos dos momentos extremos, existe un período en el que resulta posible hacer pastar el trigo, que puede luego rebrotar para producir más tarde una estimable cosecha. Respondemos ahora: “Una planta pratense es una planta capaz de almacenar en sus raíces (y en la base de sus tallos), varias veces durante un año, las reservas suficientes que le permitan obtener un nuevo rebrote después de cada corte” (Voisin, 1974).

Por lo tanto una planta pratense pastoreada tendrá un ritmo alternado del acúmulo y del agotamiento de las reservas. La capacidad de rebrote además de las sustancias de reserva depende de otros innumerables factores, ambientales (duración del día, humedad del suelo y el aire, fertilidad, etc.) y genéticos. Las diferentes especies se verán afectadas en su nivel de reserva diferencialmente por el corte animal y su frecuencia.  Weinmann 1952 (citado por Voisin, 1974) señala que “las influencias provocadas por los repetidos cortes de la hoja son acumulativas, reduciendo progresivamente cada vez más las reservas…”

La contribución inicial de C y N (y otras sustancias) para el rebrote proviene de las substancias de reserva presentes en las plantas. Esa dependencia normalmente es menor a una semana, a pesar de que hay registros en la literatura de hasta 10 días de consumo de substancias de reserva tras haberse producido el corte. A partir de entonces, la fotosíntesis se torna decisiva para el crecimiento. Esta dependencia de las sustancias de reserva para algunas plantas puede ser menor y depender más del área foliar remanente para el rebrote.

En pocos tratados de fisiología vegetal y manejo de pasturas se encuentran definiciones relativas a pastoreo y planta pratense. No considerarlas, en todo o en parte, fue una de las causa de los fracasos de los que se iniciaban o trataron de establecer parámetros de comparación del Pastoreo Racional con los demás sistemas de pastoreo. A esto podríamos agregar la concepción dinámica y el factor tiempo no siempre bien considerado, así como la necesidad de considerar el ecosistema y el agroecosistema en el cual son manejados. 

“Una de las mayores enseñanzas de la ecología dinámica de los pastos es esta estrecha correlación entre la vida del suelo y su flora, o lo que es lo mismo, la estrecha correlación de los elementos vivos del suelo con la planta, el animal y el ser humano” (Voisin, 1971).

La curva de crecimiento de la hierba.

Cuando la planta sale de la semilla, crece al principio lentamente y luego con mayor rapidez, al llegar al período de floración, el crecimiento comienza a disminuir. Tal es  la curva sigmoidea, de la cinética de crecimiento, obtenida del crecimiento de sustancia seca de la planta de maíz por Bonner y Galston (1952). La curva de crecimiento y de rebrote de la planta pratense también tiene la forma sigmoidea, “característica de todos los organismos vivos en general” (ver figura 1). En todos los casos podemos distinguir tres períodos, uno de crecimiento lento, un período intermedio de crecimiento muy rápido y u final de escaso crecimiento.

Figura 1. Crecimiento y porducción total de hierba, por hectárea, en dos estaciones diferentes. ( Voisin, 1974)

Midiendo el crecimiento de sustancia verde de sus pasturas (Figura 2) en Normandía, Francia, notó Voisin que en el auge de la primavera, meses de mayo y junio, el crecimiento por hectárea era de 480kg en los primeros seis días de descanso de las parcelas, 1.120 kg en los siguientes tres días y 3200kg en los últimos nueve días. Era el punto apropiado para poner sus vacas en las parcelas: la pastura había completado su crecimiento más rápido en apenas 18 días. Notó del mismo modo, que a partir de allí hasta los 27 días, o sean otros nueve más, el crecimiento de la pastura fue de apenas 960kg. Remarca que “Esta relación es, lógicamente, teórica, y varía según las regiones y las condiciones climáticas anuales”. Para cada pastura en particular la curva es la misma, variando los parámetros que la definen. Siguiendo con sus datos, los tiempos óptimos de reposo serían por término medio, de 18 días en mayo y de 36 días en agosto. Admitamos que con estos tiempos de reposo han podido rebrotar 4800 kg de hierba cosechable por hectárea, veamos por tanto que con un tiempo de reposo equivalente a la mitad del óptimo, la producción se reduce un tercio (a 1600 kg/ha), con un tiempo de reposo equivalente a la tercera parte del óptimo, la producción se reduce a la décima parte y con un tiempo de reposo superior a la mitad del óptimo, la producción aumenta a solo en un 20%. Lo que demuestra la necesidad de la variación de los tiempos de reposo de la hierba, según la estación. Cuando elijamos un tiempo de reposo óptimo medio será preciso situarlo más bien por encima que por debajo. Evidentemente, es preciso tener en cuenta también el valor nutritivo de la hierba.

“Los trabajos que poseemos de los Centros de investigación comparan los rendimientos de las plantas pratenses en diferentes condiciones pero casi siempre, si no siempre, son cortadas a intervalos de tiempo iguales, es decir semanales, cada dos semanas, etc. Es preciso emprender estudios haciendo variar los tiempos de reposo, según la época y la estación, y utilizando diferentes sistemas de reposo variables” (Voisin, 1974). Aún hoy día, esta afirmación resulta, lamentablemente, cierta.
Necesidad de establecer tiempos cortos de ocupación. Con tiempos de ocupación demasiado largos la hierba habrá rebrotado lo suficiente para que el animal pueda prenderla y cortarla de nuevo antes de llegar al tiempo óptimo, o sea cortada por segunda vez durante una misma ocupación. Este tiempo límite además de la pastura depende de la especie animal, una oveja es capaz de cortar una hierba baja, que una vaca no puede arrancar. “Podemos admitir, sin equivocarnos mucho, que los tiempos de reposo demasiado cortos corresponden más o menos a lo que ocurre con el “pastoreo continuo” por bovinos.”

Fluctuaciones estacionales del crecimiento de la hierba. Más allá de poder establecer tiempos óptimos estacionales, es necesario recordar las variaciones entre años, regiones y países, fertilización, así como la influencia recíproca del tiempo de reposo y del crecimiento diario de la pastura. Por lo que el cálculo del tiempo de reposo debe realizarse por aproximaciones sucesivas y nunca tomarse como valores absolutos. Es preciso recordar “un principio fundamental: la agricultura es la ciencia de las condiciones locales” (Voisin, 1971).

¿A qué altura debe hacerse pastar la hierba?

“La altura óptima de la hierba para el pastoreo es la que permite un máximo rendimiento y que ofrece al animal la posibilidad de cosecharlas mayores cantidades con valor alimenticio óptimo. En caso de pastos permanentes, este resultado se consigue con una hierba de 15 centímetro de altura media. Esta altura sirve también para que una vaca pueda cosechar cantidades más elevadas de hierba. Parece pues interesante estudiar las relaciones entre la altura de la hierba y la cantidad de hierba presente. Pero existen otros muchos factores lo que lo hace que cada caso sea un problema particular que no puede resolverse con reglas o fórmulas matemáticas” (Voisin, 1974).
Para una misma altura variará la cantidad de hierba según su densidad. Los pastos recién sembrados están más capacitados para crecer en altura que los viejos, a igual altura habrá menos materia seca en un pasto recién sembrado. Nos interesa sobre todo, no la cantidad de hierba presente, sino la cantidad de hierba cosechable, es decir la que pueden cosechar los animales. ¿Qué proporción existe entre la cantidad de hierba presente y la cosechable?. No podemos dar datos precisos sobre esta cuestión, ésta proporción es muy variable de acuerdo con las condiciones y métodos de explotación.

¿Hasta qué altura se debe pastar?

La lógica requiere no hacer pastar demasiado a fondo la planta, dejando suficientes superficies verde para que contribuyan con el rebrote, reduciendo la duración del período inicial de rebrote lento. Una hierba insuficientemente pastada puede verse igualmente retrasada en su rebrote como consecuencia del escaso desprendimiento de las coronas. La selectividad de los animales en general hace muy difícil obtener una hierba no muy pastada sin que existiese una importante superficie de hierba no cortada, que más tarde se endurecerá. Es importante considerar también la evolución de las sustancias de reserva y tamaño de las raíces, recordemos que el pastoreo consume parte aérea y afectando también la cantidad y distribución de las raíces.

La composición de la hierba.

No vamos a hacer referencia aquí a la composición química de las pasturas. Nos limitaremos a anotar algunos comentarios realizados hace ya más de 50 años (pero que no dejan de tener vigencia) por un químico como lo fue Voisin.

“Con frecuencia me he preguntado si el análisis no desempeña en la moderna ciencia agronómica el mismo papel que el latín para los médicos de los tiempos de Molière. El análisis y el latín tienen algo misterioso que siempre ha inspirado mucho respeto”

“Una bruta que bien merece su nombre. Albrecht 1952 (de la Universidad de Missouri)dice “somos víctimas de un lamentable error: llamamos proteína a lo que no es más que el conjunto de varias combinaciones orgánicas de nitrógeno..no debemos limitarnos a realizar la combustión de los alimentos en ácido sulfúrico, a recoger el N obtenido (método Kjeldahl), a multiplicar este N por un factor que varía desde 5,75 hasta 6,28 y considerar que este resultado representa la proteína…A esta proteína la llamamos proteína BRUTA…, pero bien merece este nombre.”

Otra: “La opinión de un premio Nobel de química sobre el valor práctico de los análisis alimenticios. Synge, que recibió el Premio Nóbel de Química en 1952 dice: “Realmente resulta sumamente presuntuoso el permitirse recomendar a un agricultor que debe modificar sus métodos de alimentación basándose únicamente sobre resultados de la dosificación del nitrógeno por el método de Kjeldahl…” Es agradable comprobar que un sabio tan eminente haga tantas reservas sobre los análisis de los alimentos y llegue a la conclusión de que los empíricos métodos alimenticios del campesino deben ser considerados con respeto”.

Continua en segunda parte (ver)
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André Voisin. 1974. Productividad de la hierba.  Editorial Tecnos. Madrid. España. Cuarta reimpresión. Primeroa edición 1962. 499p.


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