Tal es el título de un documento de Kate Geary publicado por Oxfam en octubre de 2012, en el cual plantean que en la última década se ha vendido en el mundo una superficie de terreno equivalente a ocho veces el tamaño del Reino Unido, a medida que las compras de tierra se han ido acelerando con rapidez. Dicha superficie podría alimentar a mil millones de personas, equivalente al número de personas que se acuestan con hambre cada noche.
Cada seis días, los inversores extranjeros han estado comprando en los países pobres una superficie de tierra del tamaño de Londres.
Los precios de los alimentos están experimentando grandes subidas por tercera vez en cuatro años, lo cual podría incrementar el interés por las tierras a medida que los países ricos intenten garantizar sus suministros alimentarios y que los inversores perciban la tierra como una buena apuesta a largo plazo. Demasiado a menudo los desalojos forzosos de los agricultores pobres son la consecuencia de estas transacciones de tierras, cada vez más habituales en los países en desarrollo.
En los últimos años, otros países han intentado introducir controles
a las
transacciones de tierras
a gran escala, entre ellos Mozambique (véase
Cuadro 4), Brasil, Tanzania, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y
Argentina. En enero de 2012, el Parlamento Panafr
icano solicitó una
moratoria
de
las nuevas inversiones en tierras a gran escala "
a la
espera
de la
entrada en vigor
de
política
s de tenencia de la tierra y
directrices
sobre la buena gobernanza de la tierra".
En 2012, Kofi Annan y otros
miembros del
Afric
a Progress Panel Report (
Grupo para el Progreso de
África
)
exhortaron a los gobiernos africanos a que "evaluaran
detenidamente los acuerdos
sobre transacciones
de tierras a gran
escala y consideraran
declarar
una moratoria
hasta disponer
de una
legislación
que proteja a los pequeños agricultores y comunidades".
El documento finaliza recomendando que a la luz de la decisiva influencia que ejerce el Banco Mundial sobre los
gobiernos y el sector privado, Oxfam
considera
que debería dejar de
apoyar las adquisiciones de tierras
de forma inmediata, así como
desempeñar
un papel destacado para detener
las compras masivas de
tierras
que no están sujetas a regulación
. El Banco debería
aprovechar
esta suspensión temporal
de sus préstamos para
acometer
reformas
internas y enviar un mensaje claro a los inversores y gobiernos
:
el
acaparamiento de tierras debe terminar.
Uruguay no escapa a la realidad planteada en dicho informe, más allá de las particularidades de nuestra realidad, pero las políticas de control de tierra siguen a la espera. Tierra especulativa, sociedades anónimas, extranjerización, monocultivo de soja y eucaliptus...
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El documento completo puede leerse aquí
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