La alimentación incide directamente
en la salud y una alimentación saludable
fortalece nuestro sistema inmunológico y
nos defiende de enfermedades. Por eso
organismos como la FAO y académicos
nacionales llaman a sostener una
alimentación saludable, variada, con
presencia abundante de frutas y verduras,
legumbres, tomar agua, cocinar en familia,
evitar el consumo elevado de productos
ultra procesados (con altos niveles de
azúcar, sal, grasa y aditivos artificiales).
La alimentación es un derecho
humano fundamental, reconocido en
nuestro marco jurídico e implica el derecho
de toda persona a poder alimentarse por sí
misma, lo que supone no sólo que los
alimentos estén disponibles – que la
proporción de la producción sea suficiente
para toda la población – sino también que
sean accesibles – esto es, que cada hogar
pueda contar con los medios para producir
u obtener su propio alimento. En
situaciones especiales, si las personas no
pueden alimentarse por sí mismas, el
Estado deberá asegurar el acceso a los
alimentos.
La producción agropecuaria familiar
del Uruguay aporta una parte
fundamental de la alimentación de la
población y es clave para la soberanía
alimentaria. Los productores/as siguen
cultivando y cosechando o cuidando
animales todos los días, enfrentando
dificultades crecientes que derivan de un
sistema de producción de alimentos
enfocado en la obtención de ganancias a
corto plazo, funcional a los intereses de un
número cada vez menor de grandes
empresas transnacionales que
monopolizan semillas, plaguicidas,
maquinaria, procesamiento de alimentos,
logística y comercialización.
Este tipo de agricultura
industrial impulsa el
crecimiento de los sistemas
de cría animal intensivos,
promoviendo enfermedades
de los animales cada vez
más virulentas, por ejemplo,
la gripe aviar o la gripe
porcina, que se intentan
resolver aplicando el rifle
sanitario, matando millones
de animales y agravando los
problemas de los
productores/as. Además, al
destruir los hábitats
naturales, pone en contacto poblaciones de
animales silvestres con animales criados
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en forma intensiva, lo que favorece el
avance de virus hacia miles de animales
genéticamente similares, criados en ciclos
cada vez más cortos en condiciones de alto
estrés. Cuando estos virus desarrollan
formas capaces de infectar seres humanos,
y sobre todo cuando las condiciones de
vida de las personas son de alta
vulnerabilidad (por vivir en ciudades cada
vez más densas, más conectadas
globalmente con elevada contaminación,
carencias básicas y sistemas de salud
deficientes) las condiciones para una
pandemia están dadas.
Practicamos y promovemos otro tipo
de agricultura, más biodiversa, a escala
local y humana, considerando la equidad
de géneros y generaciones, integrando
producción animal y vegetal, reconociendo
y cuidando la profunda interrelación entre
nuestros sistemas de producción y
distribución de alimentos y la salud de los
seres humanos y de la vida en el planeta y
que por lo tanto propone cambios
estructurales a problemas cada vez más
recurrentes, como las pandemias y la
malnutrición de las personas.
Coordinación Nacional
de la Red de Agroecología
del Uruguay (6/4/2020)
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