(Voisin, A. 1971. Dinámica de los pastos. Editorial Tecnos. Madrid. España. 452 p)
Continuamos en esta segunda parte sintetizando los aspectos más relevantes según nuestro punto de vista, del libro “Dinámica de los pastos"manteniendo el orden dado por Voisin.
La primer parte se puede ver en: Dinámica de los pastos (parte 1). de Voisin, 1971.
Efectos ejercidos por el pie y por los excrementos del animal.
El pisoteo ejerce una influencia directa sobre las plantas, pero a
través de la compactación del suelo, ejerce otra acción directa
sobre ellas. El momento en que se realiza el pisoteo también
es importante, siendo muy perjudicial cuando el suelo esta empapado,
conduciendo a la invasión de las malas hierbas. Un suelo con
estructura favorable (medianamente aireado) favorece el crecimiento
de gramíneas de valor, proporcionando los máximos rendimientos. Si
el suelo esta insuficientemente apisonado el pasto se verá invadido
por hierbas groseras, tales como las ortigas y las umbelíferas.
La vegetación del borde de los caminos puede considerarse como
seminatural y nos permite comprender mejor como las plantas pratenses
se adaptan a una comprensión más o menos acentuada. Algo similar
pasa en las proximidades de las porteras. En esta última situación
puede verse tras la parte de suelo desnudo, encontramos sobre todo,
centinodia y manzanilla común. Un poco más lejos, mezclado con las
plantas aparece el llantén mayor. Las gramíneas aparecen un poco
más allá, en general encontramos primero hierbas anuales y a
continuación las gramíneas en asociación con el trébol blanco.
Otra zona muy interesante de examinar está constituida en torno al
trillo de los animales, con una graduación por zonas aunque no tan
regular como a lo largo de los caminos.
La determinación directa de la resistencia de una planta al pie
del ganado es difícilmente realizable. Por tanto las clasificaciones
no pueden ser consideradas más que como simples indicaciones. La
sensibilidad de una planta frente a determinada compresión varía
según su estado de desarrollo. Para que una planta resista al
pastoreo no solo debe resistir el pie del animal, también debe
resistir la acción de corte y arrancamiento del ganado cuando pasta.
Hemos visto también que la palabra “pastoreo” comprende
muchos “sistemas” de realizarlo y que la misma planta soporta
bien el “pie2 y el “diente” del animal cuando actúa cada tres
semanas, pero lo soportará mal si esta acción es renovada cada
semana o a la inversa. Es pues, muy difícil tener en cuenta todas
las circunstancias que actúan al mismo tiempo que un solo factor,
aislado en este caso por nosotros de manera arbitraria: el pisoteo.
Así puede demostrarse lo complicadas que resultan las
experiencias de pastoreo en comparación con las realizadas sobre
prados únicamente de siega.
Las excretas animales son un factor importante para mejorar la
flora.
Las excretas (heces y orina) actúan sobre la parte verde de la
planta (por ejemplo las quemaduras por la orina), aportando al suelo
minerales, y elementos orgánicos, además de modificar la vida del
suelo (micro y macrofauna), que a su vez actúan sobre la flora.
Es preciso señalar un punto muy importante para la ecología
dinámica: la cantidad y calidad del estiércol y de orina dependen
de la cantidad y calidad de la hierba y del agua ingerida. La
cantidad de hierba “cosechada” a diente por un bovino puede
variar fácilmente entre 70 y 30 kg/día (manteniéndose en límites
razonables), según la altura de la hierba. Ahora bien la cantidad de
los excrementos esta en relación con la cantidad de hierba ingerida.
El pastoreo racional permite “fabricar” más excrementos.
Al mejorar los métodos de pastoreo, es decir, al satisfacer al
máximo las exigencias del animal y de la hierba, aumentamos la
cantidad y calidad de esta última, que el animal ingiere en mayores
cantidades. De ello resultará un aporte de mayores cantidades de
excrementos más ricos, los cuales darán una mayor producción de
hierba de mejor calidad, y así sucesivamente. Nos encontramos, pues,
en presencia de una “hélice orgánica” de la producción, que
conduce progresivamente al enriquecimiento del humus del suelo y por
consiguiente, a un aumento lento de la producción de pastos
permanente bien explotados (Voisin, 1971).
Los excrementos son el factor fundamental de
la mejora de los pastos degradados (Voisin, 1971).
Existe sensibilidad diferencial de las plantas individuales a la
acción de los excrementos. Hay una acción localizada de los
excrementos en los puntos en que son depositados y acción sobre el
conjunto del pastizal. La flora es muy diferente, según que haya o
no estercolado. Los excrementos devueltos al pasto aumentan la
relación entre gramíneas y los tréboles. En algunos trabajos puede
verse que el estercolado favoreció el desarrollo del raigrás, tal
vez, debido a que los excrementos favorecen la aparición de los
gusanos de tierra, que por sí mismos ayudarían al desarrollo del
raigrás.
Influencia de la iluminación sobre las asociaciones vegetales.
Necesidades lumínicas de las diferentes plantas pratenses.
Podría pensarse que en principio, el aporte de luz a las plantas
pratenses es un factor estático, en el que no podemos intervenir.
Ahora bien existen dos procedimientos principales por los cuales
podemos modificar la iluminación de las plantas: modificando los
sistemas de explotación y la plantación de árboles, setos, etc.
El pastoreo racional y la iluminación de las plantas. La
iluminación de las plantas es afectada sobre todo por: la altura de
la hierba al ser pastada y la altura del corte de la hierba por el
diente del animal.
Si por ej. se deja crecer bastante la hierba antes de ser pastada,
las gramíneas altas tenderán a privar de luz a las plantas bajas.
Si el pastoreo es muy al ras del suelo, facilitará el rebrote de las
plantas necesitadas de luz en aquel estado vegetativo, este es el
caso particular del trébol blanco. En el caso de los prados de
siega, encontramos los mismos factores, pero por término medio tanto
la altura de la hierba al momento del corte como la altura de corte
son mayores que las correspondientes al pastoreo. De ello resulta que
la siega, en relación con este último, perjudica a las plantas
necesitadas de luz.
Influencia de la sombra de los árboles sobre la flora.
Es difícil separar de manera absoluta el factor sombra de las
demás dimensiones de acciones ejercidas por los árboles, como la
disponibilidad de agua.
Salvo cuando el pastoreo es muy intensivo, la riqueza en elementos
fertilizantes es mayor en las partes sombreadas, lo que deriva de dos
causas: los animales tienden a excretar en las partes sombreadas, y
los animales prefieren las hierbas de las partes bien iluminadas (y
menso ensuciadas con los excrementos) de forma que el gasto de
elementos fertilizantes es menor en las partes sombreadas.
La sombra favorece generalmente al dáctilo y al holcus lanoso, y
perjudica al trébol blanco. Hay interacciones entre los abonos y la
intensidad de pastoreo en la acción que ejerce la sombra sobre la
pastura. El efecto de la sombra sobre el raigrás puede invertirse
con el método de explotación, con escaso aporte de abono y débil
intensidad de pastoreo, existe menos raygras en la parte sombreada
(lo que corresponde con un hecho generalmente observado), pero cuando
se pasta intensivamente se invierte y el raigrás es ligeramente más
abundante.
La humedad del suelo y la flora de los pastos.
Las clasificaciones de las plantas según su sensibilidad a la
humedad son numerosas. La humedad del suelo varía según las
estaciones, la importancia de estas fluctuaciones es a veces, el
factor que favorece o detiene el desarrollo de una especie. La flora
de los pastos indica el régimen de las aguas del suelo.
Es evidente que la flora de una pastura depende mucho de las
condiciones climáticas, el riego viene a crear un clima artificial y
a modificar la humedad del suelo. Bien entendido, se puede regar
también con purines y abonos semi líquidos más o menos diluidos en
agua.
Influencia de la acidez del suelo sobre las plantas pratenses.
El pH de la capa superior del suelo del pasto es más elevado, es
donde están la mayor proporción de raíces y donde es mayor la
actividad de los gusanos de tierra. Las lombrices merced a sus
glándulas calcíferas aumentan el pH de sus excrementos en relación
con el absorbido del suelo.
Influencia recíproca de los gusanos de tierra y de la acidez del
suelo. Cuando el suelo se hace demasiado ácido las lombrices y otros
organismos se nutren en la superficie y mueren, de forma que no
existe ya el mecanismo que permite la mezcla de las partes muertas de
la hierba con el suelo. En la superficie se forma entonces un tapiz
apisonado.
Es difícil separar la acidez
de los siguientes cuatro factores: el grado de apisonamiento del
suelo, su humedad, las plantas con las que están asociadas, la
presencia simultanea de otros iones: calcio, magnesio, amoníaco,
nitratos, sulfatos, etc.
El
contenido de calcio y la acidez del suelo no varían forzosamente
paralelos. Ahora bien la cal es indispensable para ciertas especies
(calcícolas) y perjudicial para otras (calcífugas). Candolle
advirtió hace ya cerca de cien años que “casi todas las plantas
eran capaces de nacer espontáneamente en casi todos los tipos de
terrenos mineralógicos”. Steele (1955) citado por Voisin (1971)
intentó determinar las exigencias de las plantas frente al pH y el
contenido de Ca del suelo. Llegó a las dos conclusiones siguientes:
1) las plantas calcícolas verdaderas no se desarrollan bien más que
en suelos ricos en calcio y con un pH neutro, pero los dos son
complementarios, de forma que la alcalinidad del suelo puede
compensar en parte la pobreza de éste en calcio; un elevado
contenido del suelo en calcio puede contrabalancear su acidez. 2)
Existen grandes diferencias en las exigencias de las plantas
calcícolas en lo que se refiere al pH y al contenido en Ca en suelo,
de forma que los límites aceptables para estas plantas son de
amplitud variable. Tras estas consideraciones se cmprenderá que la
clasificación de las plantas, en relación con sus exigencias con
respecto a la acidez del suelo, no pueden ser más que relativas. En
general las plantas pratenses corrientes son relativamente
indiferentes a la acidez del suelo. Incluso el dactilo, clasificada
como propia de terrenos neutros, se considera frecuentemente como de
desarrollo factible también en suelos ácidos. La influencia de la
acidez del suelo sobre las leguminosas está en relación con ciertos
elementos minerales del suelo. En los suelos ácidos, el molibdeno
presenta cierta tendencia a volverse inasimilable, lo que tiende a
hacer desaparecer la mayor parte de las leguminosas. El molibdeno es
indispensable para el funcionamiento de los nódulos de estas
últimas. Se a comprobado que agregando molibdeno a suelos ácidos,
aumenta frecuentemente de una forma muy marcada el rendimiento de
ciertas leguminosas. Klapp citado por Voisin (1971) dice que “ es
notable que los pastos, cuando reciben cantiddes de abono, son
perfectamente capaces de adaptarse a amplios límites de pH sin
sufrir un sensible descenso de su rendimiento. La microflora y
microfauna del suelo de los pastos son menos exigentes en cal que las
de las tierras de labor. Las acciones físicas ejercidas sobre el
suelo por la caliza son asimismo menos marcadas en los pastos que en
las tierras de labor”.
Peligro
y ventajas del encalado de los pastos. Un pH demasiado elevado es
mucho más perjudicial para la hierba que uno demasiado bajo. Se
puede comprobar que en tiempos seco la hierba de los pastos que han
recibido cantidades muy elevadas de caliza está completamente
“quemada”. El exceso de Ca en suelo puede provocar una carencia
de manganeso. El exceso de calcio en la hierba con relación al ácido
fosfórico es peligroso también para la salud animal. El pH muy
elevado en el suelo causa además carencias de oligoelementos,
particularmente el manganeso, que puede causar esterilidad en
animales y podría contribuir a la frecuencia de aborto epizoótico.
¿Cuando
se debe encalar? “Para decidir cuando se debe encalar un pasto creo
preferible, aún para los químicos,
regirse por la flora y n por el análisis químico del suelo. Si
hubiese mucha acedera menor (Rumex acetohella)en
un pasto, no hay lugar a dudas: es preciso encalar” (Voisin, 1971).
La evolución de la flora indicará la eficiencia del encalado. “Creo
preferible, desde el punto de vista de la salud de la hierba y del
animal, evitar la aportación de grandes cantidades de cal de una
sola vez: 5 toneladas por hectárea de marga molida me parece una
cantidad razonable. Cuatro o cinco años más tarde podrá verse el
efecto ejercido sobre la flora (y sobre los animales) y decidirse
entonces si es oportuno o no realizar un nuevo aporte”. Si bien el
encalado de suelos ácidos representa una de las medidas
fundamentales de mejora, es fundamental acompañar la misma con la
mejora de los métodos de pastoreo. El pastoreo intensivo racional
(teniendo en cuenta las exigencias de la hierba como las del animal)
es el más eficiente instrumento para la mejora de la flora.
Papel del ácido fosfórico, la potasa y los oligoelementos en la evolución de la flora.
Los
abonos llamados “de fondo” P y K ejercen una modificación en
extremo visible de la flora pratense, especialmente en el desarrollo
del trébol blanco (aún solo con fosfatos). Ya Thompson en 1872
(citado por Voisin, 1971) indicaba las mejoras obtenidas en la flora
de los pastos con el aporte de abonos de fondo. El efecto de los
abonos sobre una planta depende también del sistema de explotación.
El
ácido fosfórico favorece en general en los prados de siega a las
leguminosas y a las buenas gramíneas (excepto al dactilo), haciendo
retroceder a las malas hierbas. Entre las “malas hierbas”, el
llantén y el diente de león son particularmente buscadas por las
vacas. Desgraciadamente la primera se ve perjudicada por el P y la
segunda no se ve influenciada.
La
potasa actúa favorablemente sobre la planta cuando el suelo es
neutro (o casi neutro). Su efecto será frecuentemente nulo o
perjudicial se el pH del suelo es muy bajo. La potasa favorece a las
leguminosas y es perjudicial para muchas “malas” gramíneas, pero
también puede favorecer a alguna de poco valor como el holco lanoso.
Hecho interesante: el dactilo, que parecía perjudicado por el P esta
favorecido por la potasa,
en tanto sobre el llantén y el diente de león el efecto es análogo
al del ácido fosfórico. Los abonos fosfatopotásicos son un
importante factor en la mejoran la flora degenerada, como
consecuencia del empobrecimiento del suelo en elementos fertilizante
asimilables, favoreciendo sobre todo a las leguminosas y haciendo
retroceder a muchas malas hierbas.
Influencia
de los oligoelementos sobre la flora del suelo. Muchas
de las enfermedades de las plantas pueden ser debidas a la falta
directa o indirecta de un oligoelemento asimilable del suelo. Por
ejemplo una avena deficiente en manganeso se ve afectada de la
enfermedad de las manchas grises y, en un suelo carente de cobre
sufrirá la enfermedad de los puntos blancos (wither tip).
Veamos
a continuación un ejemplo de equilibrio de una asociación vegetal
mantenida bajo e control de un oligoelemento como el Zn, el
equilibrio entre la phalaris y la alfalfa. La alfalfa es muy sensible
a la carencia de cinc mientras la phalaris no lo es. En los pastos de
Australia se cultiva frecuentemente esta asociación y según la
carencia de cinc o su aporte domina una u otra especie.
Sensibilidad
de algunas plantas pratenses a la carencia de oligoelementos.
a)
COBRE.- El fleo (Phleum pratense)
y el raigras parecen ser especialmente sensibles a la carencia de
cobre. Carencias de Cu hacen más flácidas las hojas de ciertas
gramíneas cuyas hojas caen péndulas al suelo. Ello contribuye a la
podredumbre en la base de los tallos. Las leguminosas necesitan el Cu
muy especialmente para la síntesis de la leghemoglobina de los
nódulos radicales para la fijación biológica de nitrógeno. Entre
os tréboles, parece ser que el trébol violeta es el más sensible.
b)
BORO.- La leguminosa más sensible es la alfalfa, aunque todas son
sensibles.
c)
MANGANESO.- Las gramíneas son en extremo sensibles a la carencia de
Mn, que generalmente es causado por un pH muy elevado. Es cierto por
otra parte que algunas gramíneas (como la cebada) son sensibles al
exceso de Mn. En general el contenido en planta de Mn es muy variable
entre gramíneas, indicando una capacidad diferente para absolver el
Mn del suelo. Las leguminosas también son sensibles, y su aporte al
suelo puede hacer cambiar el color de las hojas de amarillo verdoso a
verde oscuro. La alfalfa es una de las plantas forrajeras más pobres
en manganeso.
d)
MOLIBDENO.- Las leguminosas son particularmente sensibles a este
elemento. La presencia de molibdeno en el suelo modifica la
sensibilidad de las leguminosas frente al pH determinado en el
suelo.
e)
AZUFRE.- Parece que el trébol blanco es particularmente sensible a
la carencia de azufre.
Determinar
la cantidad de oligoelementos asimilables en el suelo es en extremo
difícil de obtener mediante análisis químico, siendo pues
interesante conocer la existencia de plantas indicadoras.
Stenatophorum secundatum (Buffalo grass)
tiene muy escasa necesidades de cobre, es una planta que se
desarrollo muy bien en terrenos humíferos, propia de tierras bajas,
medianamente húmedas. El
quenopodio blanco y la mostaza silvestre tienen muy pocas necesidades
de boro y manganeso, siendo muy abundantes en suelos carente de estos
elementos. La anserina o quenopodio silvestre y la pamplina o hierba
pajarera están
conceptuados como capaces de desarrollarse en terrenos carentes de
manganeso.
(fin de la segunda parte, continua en tercera y conclusiones)
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