5 jun 2013

Dinámica de los pastos (parte 2). de Voisin, 1971.

(Voisin, A. 1971. Dinámica de los pastos. Editorial Tecnos. Madrid. España. 452 p)

Continuamos en esta segunda parte sintetizando los aspectos más relevantes según nuestro punto de vista, del libro   “Dinámica de los pastos"manteniendo el orden dado por Voisin.

La primer parte se puede ver en: Dinámica de los pastos (parte 1). de Voisin, 1971.

Efectos ejercidos por el pie y por los excrementos del animal.


El pisoteo ejerce una influencia directa sobre las plantas, pero a través de la compactación del suelo, ejerce otra acción directa sobre ellas.  El momento en que se realiza el pisoteo también es importante, siendo muy perjudicial cuando el suelo esta empapado, conduciendo a la invasión de las malas hierbas. Un suelo con estructura favorable (medianamente aireado) favorece el crecimiento de gramíneas de valor, proporcionando los máximos rendimientos. Si el suelo esta insuficientemente apisonado el pasto se verá invadido por hierbas groseras, tales como las ortigas y las umbelíferas.
La vegetación del borde de los caminos puede considerarse como seminatural y nos permite comprender mejor como las plantas pratenses se adaptan a una comprensión más o menos acentuada. Algo similar pasa en las proximidades de las porteras. En esta última situación puede verse tras la parte de suelo desnudo, encontramos sobre todo, centinodia y manzanilla común. Un poco más lejos, mezclado con las plantas aparece el llantén mayor. Las gramíneas aparecen un poco más allá, en general encontramos primero hierbas anuales y a continuación las gramíneas en asociación con el trébol blanco. Otra zona muy interesante de examinar está constituida en torno al trillo de los animales, con una graduación por zonas aunque no tan regular como a lo largo de los caminos.
La determinación directa de la resistencia de una planta al pie del ganado es difícilmente realizable. Por tanto las clasificaciones no pueden ser consideradas más que como simples indicaciones. La sensibilidad de una planta frente a determinada compresión varía según su estado de desarrollo. Para que una planta resista al pastoreo no solo debe resistir el pie del animal, también debe resistir la acción de corte y arrancamiento del ganado cuando pasta.
Hemos visto también que la palabra “pastoreo” comprende muchos “sistemas” de realizarlo y que la misma planta soporta bien el “pie2 y el “diente” del animal cuando actúa cada tres semanas, pero lo soportará mal si esta acción es renovada cada semana o a la inversa. Es pues, muy difícil tener en cuenta todas las circunstancias que actúan al mismo tiempo que un solo factor, aislado en este caso por nosotros de manera arbitraria: el pisoteo.  Así puede demostrarse lo complicadas que resultan las experiencias de pastoreo en comparación con las realizadas sobre prados únicamente de siega.

Las excretas animales son un factor importante para mejorar la flora.
Las excretas (heces y orina) actúan sobre la parte verde de la planta (por ejemplo las quemaduras por la orina), aportando al suelo minerales, y elementos orgánicos, además de modificar la vida del suelo (micro y macrofauna), que a su vez actúan sobre la flora.
Es preciso señalar un punto muy importante para la ecología dinámica: la cantidad y calidad del estiércol y de orina dependen de la cantidad y calidad de la hierba y del agua ingerida. La cantidad de hierba “cosechada” a diente por un bovino puede variar fácilmente entre 70 y 30 kg/día (manteniéndose en límites razonables), según la altura de la hierba. Ahora bien la cantidad de los excrementos esta en relación con la cantidad de hierba ingerida.
El pastoreo racional permite “fabricar” más excrementos. Al mejorar los métodos de pastoreo, es decir, al satisfacer al máximo las exigencias del animal y de la hierba, aumentamos la cantidad y calidad de esta última, que el animal ingiere en mayores cantidades. De ello resultará un aporte de mayores cantidades de excrementos más ricos, los cuales darán una mayor producción de hierba de mejor calidad, y así sucesivamente. Nos encontramos, pues, en presencia de una “hélice orgánica” de la producción, que conduce progresivamente al enriquecimiento del humus del suelo y por consiguiente, a un aumento lento de la producción de pastos permanente bien explotados (Voisin, 1971).
Los excrementos son el factor fundamental de la mejora de los pastos degradados (Voisin, 1971).

Existe sensibilidad diferencial de las plantas individuales a la acción de los excrementos. Hay una acción localizada de los excrementos en los puntos en que son depositados y acción sobre el conjunto del pastizal. La flora es muy diferente, según que haya o no estercolado. Los excrementos devueltos al pasto aumentan la relación entre gramíneas y los tréboles. En algunos trabajos puede verse que el estercolado favoreció el desarrollo del raigrás, tal vez, debido a que los excrementos favorecen la aparición de los gusanos de tierra, que por sí mismos ayudarían al desarrollo del raigrás. 

Influencia de la iluminación sobre las asociaciones vegetales.



Necesidades lumínicas de las diferentes plantas pratenses.
Podría pensarse que en principio, el aporte de luz a las plantas pratenses es un factor estático, en el que no podemos intervenir. Ahora bien existen dos procedimientos principales por los cuales podemos modificar la iluminación de las plantas: modificando los sistemas de explotación y la plantación de árboles, setos, etc.

El pastoreo racional y la iluminación de las plantas. La iluminación de las plantas es afectada sobre todo por: la altura de la hierba al ser pastada y la altura del corte de la hierba por el diente del animal.
Si por ej. se deja crecer bastante la hierba antes de ser pastada, las gramíneas altas tenderán a privar de luz a las plantas bajas. Si el pastoreo es muy al ras del suelo, facilitará el rebrote de las plantas necesitadas de luz en aquel estado vegetativo, este es el caso particular del trébol blanco. En el caso de los prados de siega, encontramos los mismos factores, pero por término medio tanto la altura de la hierba al momento del corte como la altura de corte son mayores que las correspondientes al pastoreo. De ello resulta que la siega, en relación con este último, perjudica a las plantas necesitadas de luz. 

Influencia de la sombra de los árboles sobre la flora.
Es difícil separar de manera absoluta el factor sombra de las demás dimensiones de acciones ejercidas por los árboles, como la disponibilidad de agua.
Salvo cuando el pastoreo es muy intensivo, la riqueza en elementos fertilizantes es mayor en las partes sombreadas, lo que deriva de dos causas: los animales tienden a excretar en las partes sombreadas, y los animales prefieren las hierbas de las partes bien iluminadas (y menso ensuciadas con los excrementos) de forma que el gasto de elementos fertilizantes es menor en las partes sombreadas.
La sombra favorece generalmente al dáctilo y al holcus lanoso, y perjudica al trébol blanco. Hay interacciones entre los abonos y la intensidad de pastoreo en la acción que ejerce la sombra sobre la pastura. El efecto de la sombra sobre el raigrás puede invertirse con el método de explotación, con escaso aporte de abono y débil intensidad de pastoreo, existe menos raygras en la parte sombreada (lo que corresponde con un hecho generalmente observado), pero cuando se pasta intensivamente se invierte y el raigrás es ligeramente más abundante.

La humedad del suelo y la flora de los pastos.



Las clasificaciones de las plantas según su sensibilidad a la humedad son numerosas. La humedad del suelo varía según las estaciones, la importancia de estas fluctuaciones es a veces, el factor que favorece o detiene el desarrollo de una especie. La flora de los pastos indica el régimen de las aguas del suelo.
Es evidente que la flora de una pastura depende mucho de las condiciones climáticas, el riego viene a crear un clima artificial y a modificar la humedad del suelo. Bien entendido, se puede regar también con purines y abonos semi líquidos más o menos diluidos en agua.

Influencia de la acidez del suelo sobre las plantas pratenses.



El pH de la capa superior del suelo del pasto es más elevado, es donde están la mayor proporción de raíces y donde es mayor la actividad de los gusanos de tierra. Las lombrices merced a sus glándulas calcíferas aumentan el pH de sus excrementos en relación con el absorbido del suelo.
Influencia recíproca de los gusanos de tierra y de la acidez del suelo. Cuando el suelo se hace demasiado ácido las lombrices y otros organismos se nutren en la superficie y mueren, de forma que no existe ya el mecanismo que permite la mezcla de las partes muertas de la hierba con el suelo. En la superficie se forma entonces un tapiz apisonado.
Es difícil separar la acidez de los siguientes cuatro factores: el grado de apisonamiento del suelo, su humedad, las plantas con las que están asociadas, la presencia simultanea de otros iones: calcio, magnesio, amoníaco, nitratos, sulfatos, etc.

El contenido de calcio y la acidez del suelo no varían forzosamente paralelos. Ahora bien la cal es indispensable para ciertas especies (calcícolas) y perjudicial para otras (calcífugas). Candolle advirtió hace ya cerca de cien años que “casi todas las plantas eran capaces de nacer espontáneamente en casi todos los tipos de terrenos mineralógicos”. Steele (1955) citado por Voisin (1971) intentó determinar las exigencias de las plantas frente al pH y el contenido de Ca del suelo. Llegó a las dos conclusiones siguientes: 1) las plantas calcícolas verdaderas no se desarrollan bien más que en suelos ricos en calcio y con un pH neutro, pero los dos son complementarios, de forma que la alcalinidad del suelo puede compensar en parte la pobreza de éste en calcio; un elevado contenido del suelo en calcio puede contrabalancear su acidez. 2) Existen grandes diferencias en las exigencias de las plantas calcícolas en lo que se refiere al pH y al contenido en Ca en suelo, de forma que los límites aceptables para estas plantas son de amplitud variable. Tras estas consideraciones se cmprenderá que la clasificación de las plantas, en relación con sus exigencias con respecto a la acidez del suelo, no pueden ser más que relativas. En general las plantas pratenses corrientes son relativamente indiferentes a la acidez del suelo. Incluso el dactilo, clasificada como propia de terrenos neutros, se considera frecuentemente como de desarrollo factible también en suelos ácidos. La influencia de la acidez del suelo sobre las leguminosas está en relación con ciertos elementos minerales del suelo. En los suelos ácidos, el molibdeno presenta cierta tendencia a volverse inasimilable, lo que tiende a hacer desaparecer la mayor parte de las leguminosas. El molibdeno es indispensable para el funcionamiento de los nódulos de estas últimas. Se a comprobado que agregando molibdeno a suelos ácidos, aumenta frecuentemente de una forma muy marcada el rendimiento de ciertas leguminosas. Klapp citado por Voisin (1971) dice que “ es notable que los pastos, cuando reciben cantiddes de abono, son perfectamente capaces de adaptarse a amplios límites de pH sin sufrir un sensible descenso de su rendimiento. La microflora y microfauna del suelo de los pastos son menos exigentes en cal que las de las tierras de labor. Las acciones físicas ejercidas sobre el suelo por la caliza son asimismo menos marcadas en los pastos que en las tierras de labor”.

Peligro y ventajas del encalado de los pastos. Un pH demasiado elevado es mucho más perjudicial para la hierba que uno demasiado bajo. Se puede comprobar que en tiempos seco la hierba de los pastos que han recibido cantidades muy elevadas de caliza está completamente “quemada”. El exceso de Ca en suelo puede provocar una carencia de manganeso. El exceso de calcio en la hierba con relación al ácido fosfórico es peligroso también para la salud animal. El pH muy elevado en el suelo causa además carencias de oligoelementos, particularmente el manganeso, que puede causar esterilidad en animales y podría contribuir a la frecuencia de aborto epizoótico.
¿Cuando se debe encalar? “Para decidir cuando se debe encalar un pasto creo preferible, aún para los químicos, regirse por la flora y n por el análisis químico del suelo. Si hubiese mucha acedera menor (Rumex acetohella)en un pasto, no hay lugar a dudas: es preciso encalar” (Voisin, 1971). La evolución de la flora indicará la eficiencia del encalado. “Creo preferible, desde el punto de vista de la salud de la hierba y del animal, evitar la aportación de grandes cantidades de cal de una sola vez: 5 toneladas por hectárea de marga molida me parece una cantidad razonable. Cuatro o cinco años más tarde podrá verse el efecto ejercido sobre la flora (y sobre los animales) y decidirse entonces si es oportuno o no realizar un nuevo aporte”. Si bien el encalado de suelos ácidos representa una de las medidas fundamentales de mejora, es fundamental acompañar la misma con la mejora de los métodos de pastoreo. El pastoreo intensivo racional (teniendo en cuenta las exigencias de la hierba como las del animal) es el más eficiente instrumento para la mejora de la flora.

Papel del ácido fosfórico, la potasa y los oligoelementos en la evolución de la flora.


Los abonos llamados “de fondo” P y K ejercen una modificación en extremo visible de la flora pratense, especialmente en el desarrollo del trébol blanco (aún solo con fosfatos). Ya Thompson en 1872 (citado por Voisin, 1971) indicaba las mejoras obtenidas en la flora de los pastos con el aporte de abonos de fondo. El efecto de los abonos sobre una planta depende también del sistema de explotación.

El ácido fosfórico favorece en general en los prados de siega a las leguminosas y a las buenas gramíneas (excepto al dactilo), haciendo retroceder a las malas hierbas. Entre las “malas hierbas”, el llantén y el diente de león son particularmente buscadas por las vacas. Desgraciadamente la primera se ve perjudicada por el P y la segunda no se ve influenciada.

La potasa actúa favorablemente sobre la planta cuando el suelo es neutro (o casi neutro). Su efecto será frecuentemente nulo o perjudicial se el pH del suelo es muy bajo. La potasa favorece a las leguminosas y es perjudicial para muchas “malas” gramíneas, pero también puede favorecer a alguna de poco valor como el holco lanoso. Hecho interesante: el dactilo, que parecía perjudicado por el P esta favorecido por la potasa, en tanto sobre el llantén y el diente de león el efecto es análogo al del ácido fosfórico. Los abonos fosfatopotásicos son un importante factor en la mejoran la flora degenerada, como consecuencia del empobrecimiento del suelo en elementos fertilizante asimilables, favoreciendo sobre todo a las leguminosas y haciendo retroceder a muchas malas hierbas.

Influencia de los oligoelementos sobre la flora del suelo. Muchas de las enfermedades de las plantas pueden ser debidas a la falta directa o indirecta de un oligoelemento asimilable del suelo. Por ejemplo una avena deficiente en manganeso se ve afectada de la enfermedad de las manchas grises y, en un suelo carente de cobre sufrirá la enfermedad de los puntos blancos (wither tip).

Veamos a continuación un ejemplo de equilibrio de una asociación vegetal mantenida bajo e control de un oligoelemento como el Zn, el equilibrio entre la phalaris y la alfalfa. La alfalfa es muy sensible a la carencia de cinc mientras la phalaris no lo es. En los pastos de Australia se cultiva frecuentemente esta asociación y según la carencia de cinc o su aporte domina una u otra especie.

Sensibilidad de algunas plantas pratenses a la carencia de oligoelementos.
a) COBRE.- El fleo (Phleum pratense) y el raigras parecen ser especialmente sensibles a la carencia de cobre. Carencias de Cu hacen más flácidas las hojas de ciertas gramíneas cuyas hojas caen péndulas al suelo. Ello contribuye a la podredumbre en la base de los tallos. Las leguminosas necesitan el Cu muy especialmente para la síntesis de la leghemoglobina de los nódulos radicales para la fijación biológica de nitrógeno. Entre os tréboles, parece ser que el trébol violeta es el más sensible.
b) BORO.- La leguminosa más sensible es la alfalfa, aunque todas son sensibles.
c) MANGANESO.- Las gramíneas son en extremo sensibles a la carencia de Mn, que generalmente es causado por un pH muy elevado. Es cierto por otra parte que algunas gramíneas (como la cebada) son sensibles al exceso de Mn. En general el contenido en planta de Mn es muy variable entre gramíneas, indicando una capacidad diferente para absolver el Mn del suelo. Las leguminosas también son sensibles, y su aporte al suelo puede hacer cambiar el color de las hojas de amarillo verdoso a verde oscuro. La alfalfa es una de las plantas forrajeras más pobres en manganeso.
d) MOLIBDENO.- Las leguminosas son particularmente sensibles a este elemento. La presencia de molibdeno en el suelo modifica la sensibilidad de las leguminosas frente al pH determinado en el suelo.
e) AZUFRE.- Parece que el trébol blanco es particularmente sensible a la carencia de azufre.

Determinar la cantidad de oligoelementos asimilables en el suelo es en extremo difícil de obtener mediante análisis químico, siendo pues interesante conocer la existencia de plantas indicadoras. Stenatophorum secundatum (Buffalo grass) tiene muy escasa necesidades de cobre, es una planta que se desarrollo muy bien en terrenos humíferos, propia de tierras bajas, medianamente húmedas. El quenopodio blanco y la mostaza silvestre tienen muy pocas necesidades de boro y manganeso, siendo muy abundantes en suelos carente de estos elementos. La anserina o quenopodio silvestre y la pamplina o hierba pajarera están conceptuados como capaces de desarrollarse en terrenos carentes de manganeso.

(fin de la segunda parte, continua en tercera y conclusiones)

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