Principios de conducta en el pastoreo racional.
Definición de algunos elementos base. Es
preciso distinguir la carga global, o sea, el número de
unidades de Ganado Mayor o kilogramos de
carne que soporta, por término medio, una hectárea del total de los
pastos considerados, de la carga instantánea, o carga de las
parcelas en curso de pastoreo. Definiendo ésta última como el
número de kilogramos de carne (o unidades ganado mayor) que soporta
una hectárea del total de la superficie de las parcelas pastoreadas
simultáneamente (Voisin, 1974).
Por otro lado es preciso distinguir el tiempo de
“estancia” de la parcela por un grupo de animales, o sea el
tiempo durante el cual un grupo, pastorea una parcela en cada pase de
pastoreo (es decir, en cada rotación; del tiempo de “ocupación”
de la parcela, el tiempo durante el cual una parcela es
pastoreada por el conjunto de los grupos en cada pastoreo (Voisin,
1974).
Tiempo de reposo, o “duración del ciclo de
retorno”, es el tiempo durante el cual, entre dos pases de
pastoreo, se deja reposar la hierba sin ser pastoreada (Voisin,
1974).
Intensidad de pastoreo (o densidad de
pastoreo), se obtiene multiplicando la carga instantánea por
hectárea, por el tiempo de ocupación de las parcelas. Con una
carga instantánea constante, la intensidad de pastoreo varía en
proporción con el tiempo de ocupación. La intensidad del pastoreo
es la misma, ya sea que el rebaño este dividido en tres grupos o
concentrado en uno solo, a condición de que el tiempo de estancia
siga siendo el mismo (Voisin, 1974).
Supongamos un rebaño de 12 UG dividido en 3 grupos,
pastoreando simultáneamente en 3 parcelas, cada una de estas
parcelas de 1 ha y el tiempo de estancia (por grupo) es de 2 días.
La carga instantánea = 12 UG / (3 grupos x 1 ha) =
4 UG/ha
El tiempo de ocupación de una parcela es = 3 lotes
x 2 días = 6 días
La intensidad de pastoreo será entonces = a 4 UG/ha
x 6 días = 24 UG/ha/día
Supongamos ahora que duplicamos el tiempo de
estancia (4 días), la carga instantánea sigue siendo la misma, pero
las parcelas están siendo pastoreadas más intensamente. El tiempo
de ocupación se duplica (3x4= 12 días) y la intensidad de pastoreo
(4x12= 48 UG/ha/día).
Si en lugar de 3 grupos tenemos uno solo (con tiempo
de estancia sigue siendo 2 días), tendremos, carga instantánea =12
UG/ha, el tiempo de ocupación de una parcela 2 días, entonces la
intensidad de pastoreo será 12 x 2 = 24 UG/ha/día.
Para un tiempo de estancia constante, la
intensidad de pastoreo es independiente del número de grupos en que
esté dividido el rebaño.
La determinación del número de parcelas constituye la base del plan de pastoreo racional.
Cuando establecemos un plan de pastoreo racional, no
se trata de determinar, en primer lugar la superficie de las
parcelas, es preciso determinar ante todo, el número de parcelas,
después se deducirá su superficie.
Un término medio bastante prudente me parece el de
intentar observar el tiempo de reposo estival, con los únicos
recursos del pastoreo, siempre que éste no sea igual a más de tres
veces el tiempo de reposo mínimo de primavera, si así no fuese, se
hace preciso al establecer un plan, limitarse a realizar con los
únicos recursos propios del pasto un tiempo de reposo igual a tres
veces el tiempo de reposo mínimo. Todo ello no es del todo absoluto,
una vez más, que estas decisiones dependen de múltiples factores
locales, personales y económicas (Voisin, 1974).
El tiempo de estancia es el que influye
principalmente en el tiempo de reposo. El tiempo de reposo será
igual al número de parcelas en reposo, multiplicado por el promedio
de días de estancia en ellas económicas (Voisin, 1974).
Si tomamos un sistema de pastoreo racional de 20
parcelas con un período de estancia de dos días, el tiempo de
reposo será de (20-1) x 2 = 38 días.
Si la rotación fuera diaria (tiempo de estancia de
1 día), para mantener 38 días de reposo deberíamos tener 39
parcelas, (38/1)+1 =39. Si en lugar de un lote tuviéramos 2 grupos,
38/1)+2= 40 parcelas.
Las leyes del pastoreo racional exigen tiempos de
estancia y de ocupación relativamente cortos. Con un solo grupo
y avanzando cada muchos días tendría el menor número de potreros
necesarios para un tiempo de ocupación, pero recordemos que es
necesario considerar las cuatro leyes del pastoreo, por lo tanto un
período de estancia y ocupación relativamente corto. No debe
reducirse demasiado el número de parcelas.
El período de
reposo óptimo continúa siendo el primer objetivo. Se trata de
determinar el número de parcelas y no la carga de animales.
Elcultivador que se lanza al pastoreo racional plantea generalmente
en primer lugar, la siguiente cuestión: “¿Cuántos animales podré
cargar? Yo le respondo: No lo sé, no puedo saberlo. Nadie puede
saberlo…” Es preciso establecer un plan de tiempos; de
este plan se podrán deducir los planes de superficies y la
averiguación de las cargas posibles. En este último caso no
se trata de un plan, sino de una investigación progresiva de la
carga que, en condiciones de explotación, permitirá hacer pastar
las parcelas en los tiempos de ocupación previstos y por
consiguiente, observar los tiempos de reposo óptimos (Voisin, 1974).
¿Qué superficie debe tener una parcela?
Recordemos que en primer lugar deben establecerse el número de
parcelas, relacionadas al tiempo de reposo. Trataremos de tener el
mayor número de parcelas posibles, o dicho de otra forma, qué
sacrificios se está dispuesto a realizar para obtener el mayor
número de parcelas posibles. Luego veremos que superficie deben
tener. Según la superficie de los pastos que hayan de ser divididos,
podrá obtenerse la superficie media de las parcelas, lo que no será
exactamente la de cada una de las parcelas individuales. Las parcelas
no tienen que ser necesariamente de las mismas dimensiones, es si
conveniente que las mismas tengan capacidad de producción similares.
Es preferible mantener siempre las mismas parcelas, aún con pastoreo
eléctrico, a fin de no caer en la aceleración fuera de tiempo. La
forma de las parcelas está determinada ante todo, por las
condiciones particulares del pasto, debiendo evitarse las formas
“estranguladas” que generan un excesivo pisoteo de las partes
estrechas. Asimismo deben considerarse las fuentes de agua,
corredores de acceso, sombra y en caso de ser necesario considerar
las condiciones necesarias para la suplementación. Con parcelas
alargadas se hace precisa una mayor longitud de cercados.
La división del rebaño en grupos.
Los promotores alemanes de la rotación preconizaban dividir el
rebaño en tres grupos. Al dividir el rebaño en grupos que pastorean
una misma parcela en forma consecutiva, el primer grupo tiene mayor
posibilidad de selección, por lo que debería ser el grupo de
mayores requerimientos, remplazado luego por el segundo grupo con
vacas de menor producción lechera y finalmente el tercer grupo que
pasta a fondo, constituido por vacas secas, terneros, etc., que
cosecha una ración menor de una hierba de menor calidad.
La división también puede ser utilizada para disminuir la lucha
entre animales y homogeneizar grupos no solo con respecto a las
necesidades nutricionales o niveles de producción, sino también a
los hábitos de pastoreo.
Los problemas de la división en grupos son que en general pueden,
aumentar el trabajo y demanda de mano de obra, generar
dificultades en el acceso a los puntos de agua y para una adecuada
suplementación, disminución de la carga instantánea y alargamiento
de los tiempos de ocupación de cada parcela ( si los tiempos de
estancia son iguales para cada grupo).
Compensación de las fluctuaciones estacionales de crecimiento de la hierba.
Llamaremos según Voisin (1974) métodos internos de
compensación a aquellos que puede ser realizados solamente con el
pasto, sin necesidad de tener que apelar a otros recursos
alimenticios externos. Estos métodos son:
- “Segregación” de parcelas, es decir, de cierta superficie que se siega en el momento de brote rápido de la hierba. Estas parcelas deberán ser “reincorporadas” en el período de menor rebrote.
- Variación según las estaciones de las cantidades de nitrógeno aportado, reforzando el crecimiento de la hierba con aportes de N.
- Suplementación con alimentos secos (henos, tortas, etc.), granos o forrajes verdes
- Pasturaje de cultivos forrajeros (prados temporales)
Segregación de parcelas. Supongamos un
ejemplo teórico y simple, donde tenemos un tiempo óptimo de reposo
de 42 días en verano y de 18 días en primavera, y que queremos
compensar esta diferencia únicamente con la variación del número
de parcelas incorporadas. Para simplificar supongamos un solo grupo y
un día de ocupación por parcela. Para lo cual necesitamos 42+1 = 43
parcelas. Vemos que en primavera obtendríamos un tiempo de reposo de
18 días con 18+1=19 parcelas “incorporadas”. Es preciso,
en este momento “segregar” 43-19= 24 parcelas.
Una fluctuación muy conocida que nunca se intenta
equilibrar mediante el pasto es el descenso de la producción de
invierno, a la que se pone remedio con otros recursos, en general con
la suplementación en el establo. Creemos que es más prudente (salvo
en casos excepcionales) el compensar solamente con el pasto las
fluctuaciones del tipo de crecimiento que no sobrepasen de un margen
de aproximadamente del triple de su valor (Voisin, 1974).
Compensación
de las fluctuaciones mediante la distribución de nitrógeno.
El nitrógeno ejerce su acción sobre la hierba muy rápidamente y
que no posee efectos tan persistentes como ocurre con los abonos de
fondo. De esta forma se puede actuar en los momentos en que se desee,
sin olvidar que el nitrógeno puede actuar solamente en caso de que
la planta esté en condiciones de utilizarlo. El usa de pequeñas
parcelas sin fertilizar como referencia (por ejemplo de 5 x5 m) es
una valiosa ayuda para regular los momentos y las dosis de
fertilización para el agricultor.
Los métodos externos de compensación de las fluctuaciones
estacionales. Las superficies verdes, ya sean permanentes o
temporales, pueden ayudar a compensar las fluctuaciones de dos
maneras, cuando son pastoreadas o cuando son segadas y suministradas
a los animales. Si bien en los momentos de menor crecimiento vegetal
se puede bajar la carga o suplementar, es preciso también
aprovechar, para observar los tiempos de reposo óptimos del
período considerado.
La conducción práctica del pastoreo racional.
La flexibilidad de conducción es indispensable.
Las cifras base sólo son indicativas. Se dice con frecuencia, se
trata de una rotación en la cual se avanza el o los grupos cada dos
días. Ahora bien, estos dos días representan un tiempo medio.
Prácticamente, será preciso dejar al último grupo media jornada o
una jornada más, con el fin de poder terminar de pastar a fondo la
última parcela. Por el contrario, puede resultar forzoso tener que
retirar el último grupo antes de que haya terminado sus dos días de
estancia (Voisin, 1974).
Las variaciones de los tiempos base previstos son
síntomas de alarma. Si nos vemos obligados a prolongar el tiempo de
ocupación más allá del permitido, ello significa que existe un
crecimiento de hierba más elevado de lo esperado. Puede requerir
reducir las cantidades de nitrógeno o “segregar” algunas
parcelas, etc. Por el contrario si el último grupo deja la parcela
antes de tiempo, es que existe retraso en el brote, es preciso forzar
el nitrógeno y no “segregar” ninguna parcela, o reincorporar una
parcela cuya siega estaba prevista. No se trata de seguir
estrictamente las cifras, se trata de seguir a la hierba, la
hierba manda (Voisin, 1974).
Las parcelas no se deben hacer pastar siempre por
el mismo orden. El arte del conducir el pastoreo racional
consiste en saber saltar (es decir, dejar a un lado) una
parcela,
- no demasiado avanzada, de forma que pueda alcanzar el punto óptimo y producir su “llamarada de crecimiento” o
- demasiado avanzada, de forma que se permita alcanzar un grado de madurez suficiente para que pueda ser segada.
La alternancia de la siega y el pastoreo puede ser
beneficiosa sobra la flora de los pastizales. La flexibilidad en la
conducción sólo es posible con un número elevado de parcelas. Las
condiciones meteorológicas pueden llevar a reincorporar una parcela
segregada, lo que no es grava, pero lo que si es muy grave es cuando
no puede hacerse porque la parcela segregada ha sido segada y no está
todavía suficientemente rebrotada para que pueda ser pastoreada
(Voisin, 1974).
Errores corrientes en los supuestos sistemas de pastoreo racional.
Los iniciadores de la rotación desconocían la importancia del
factor tiempo. Falke profesor de la Universidad de Leipzig,
publicó en 1907, una obra titulada “Los pastos permanentes” (Die
Dauerweiden), en la que planteaba las bases de la explotación
intensiva de los pastos. Sus cursos y su obra influirían
notablemente sobre Warmbold, los colaboradores del Instituto de
Hohenheim, Geith, etc., es decir sobre los promotores de lo que
debería llamarse en Alemania el Umtriebsweide, y que ha sido
designado en Francia, generalmente, bajo el nombre de “rotación”
de los pastos o sistema Warmbold (o Warmbold- Hohenheim). Así mismo,
los primeros investigadores del Instituto de Hohenheim de Stuttgart,
Münizinger y Babo indicaron en 1931 las bases del pastoreo de
Hohenheim, pero también desconocieron la importancia de los tiempos
de reposo, acelerando fuera de tiempo (Voisin, 1974).
El más grave error de los iniciadores del sistema Warmbold-
Hohenheim. Dice Voisin (1974), después de haber leído en el
Boletin del Herd-Book Normando de 1950 un estudio en el que trataba
de la “Intensidad de pastoreo” y de la importancia del factor
“tiempo”, el profesor Klapp, director del Instituts
für Boden- und Pflanzenbaulehre de Bonn, me escribió, en 1951, en
los siguientes términos:
“…Acabo
de leer su trabajo sobre la rotación de los pastos, con gran placer
y con enorme interés. ..Ya que ha profundizado usted tanto en la
cuestión quisiera llamar su atención sobre los siguientes puntos:
Geith
aconseja como carga instantánea la de 10.000 kg/ha. Esta regla
ofrece varios puntos débiles…En efecto, Geith no tuvo en cuenta:
ni el número de grupos, ni el tiempo de estancia, ni el tiempo de
ocupación… He discutido frecuentemente esta cuestión con Geith.
Desgraciadamente su muerte impidió llegar a un resultado concreto.
Después expuse con frecuencia mi punto de vista, oral o por escrito,
sin lograr a pesar de ello hacerme escuchar. Hoy veo con satisfacción
que mis conceptos deben ser, no obstante, justos, ya que usted a
llegado personalmente a la misma idea… Casi toda la literatura
internacional sobre pastos parece tener miedo en abordar estos
problemas, quizás porque, como usted dice muy bien, “estos
kilos-día por hectárea hacen estremecer”. Ya sea utilizada en el
futuro su forma u otra análoga, existe un punto cierto que no
podemos despreciar: En nuestros cálculos de los elementos base de
una rotación debemos
tener en consideración el factor tiempo.
En efecto, resulta evidente que 20.000 kg/ha de carga instantánea
con pastoreo de la parcela durante una jornada son equivalentes a
40.000 kg/ha de carga instantánea con pastoreo de la parcela durante
una media jornada.”
Esta puntualización del profesor Klapp concerniente a la evolución
histórica del concepto de la rotación de los pastos, nos demuestra
como algunas ideas, absolutamente necesarias para la buena dirección
de una pastoreo racional, han tropezado con serias dificultades.
Comprendemos por qué el sistema se ha desarrollado y se sigue
desarrollando con tanta lentitud.
El
Factor tiempo debe dominar y regular el pastoreo racional,
estas breves consideraciones retrospectivas nos hacen ver
perfectamente cómo el factor tiempo ha sido no solamente
despreciado, sino incluso totalmente desconocido por los iniciadores
de la rotación. Todavía en la actualidad, al leer la amplia
literatura sobre pastos, esta noción de tiempo apenas es mencionada
como factor base de la explotación racional de los pastos (Voisin,
1974). Esta última frase a pesar de haber sido realizada hace más
de medio siglo, mantiene, una vez más lamentablemente, plena
vigencia.
La aceleración a contratiempo o fuera de tiempo.
Mecanismo de acción. Supongamos una rotación con 6 parcelas de
una hectárea cada una y un solo grupo de animales y que este único
grupo permanece cuatro días en cada parcelas, esto dará un tiempo
de reposo de 20 días, (6-1) x 4 = 20. Diremos que el tiempo de 20
días así obtenido en una rotación de 6 parcelas, permite en
mayo-junio conseguir un rebrote de 4.800 kg /ha de masa verde
consumible, es decir 100 raciones diarias de 48 kg de hierba por ha,
lo que permite 25 unidades de ganado mayor el poder permanecer cuatro
días sobre una parcela de una hectárea. Pero al principio de julio,
el crecimiento de la hierba empieza a disminuir, y supongamos que al
cabo de 20 días sólo habrá rebrotado una masa verde de 3.600 kg/ha
la cual no representa más que 3.600/48= 75 raciones diarias y no
permitiendo a los animales permanecer en una parcela más que 75/25 0
3 días, tiempo al cabo del cual cada parcela habrá terminado de ser
pastada a fondo. De ello resulta que se deberá hacer avanzar cada
tres días, de forma que el tiempo de reposo hacia fines de julio se
verá reducido a : (6-1) x 3 = 15 días. Al avanzar el verano, el
crecimiento de la hierba disminuye todavía más. Supondremos que
este tiempo de reposo no permite más que una producción de 2.400
kg/ha de masa verde de hierba, lo que da: 2.400/48= 50 raciones
diarias, y sólo permite a los animales permanecer 50/25=2 días. Al
principio de agosto, el tiempo de reposo se reduce, pues a (6-1) x 2
= 10 días. Este tiempo de reposo admitamos no permite más que una
producción de 1.200 kg/ha de masa verde de hierba, lo que da:
1.200/48= 25 raciones diarias, y sólo permite a los animales
permanecer 25/25=1 días, de forma que no se concede a la hierba más
que 5 días de reposo. Lo que prácticamente significa que no habrá
hierba alguna de rebrote cuando los animales vuelvan a una parcela.
La rotación ha terminado, y no queda más que quitar los
animales para llevarlos fuera de ella y alimentarlos de otra manera
(Voisin, 1974).
Se acelera el movimiento de rotación cuando sería preciso
detenerlo. Los tiempos de reposo se reducen en el momento en que
deberían ser prolongados. Si hubiese tenido en cuenta el factor
fundamental “tiempo”, y si hubiese aprendido los métodos
prácticos para hacer variar los tiempos de reposo, se habría dado
cuenta inmediatamente del peligro de esta aceleración de los pases
de pastoreo.
Las ideas forzadas del pastoreo racional.
Resumamos lo que Voisin llama las ideas forzadas del sistema. ¿Qué
es el pastoreo racional? El pastoreo racional debe permitir
satisfacer al máximo las exigencias del animal y de la hierba. No
debe olvidarse que el pastoreo es el encuentro del animal y de la
hierba y que deben tenerse siempre en cuenta estos dos elementos.
No basta solamente con la división de un pasto para hacer un
pastoreo racional (Voisin, 1974).
Importancia fundamental de los tiempos de reposo. Estos
tiempos de reposo varían estacionalmente y según el tipo de pastos.
En un pastoreo racional, la hierba sólo será cortada unas seis
veces (y aún menos) en el transcurso del año (naturalmente esta
cifra puede variar de acuerdo con las condiciones regionales).
Los tiempos de estancia y de ocupación han de ser cortos.
Si el tiempo de ocupación es demasiado largo, la hierba será
cortada dos veces en el transcurso de la misma rotación y no podrá
dar su máxima producción. Al mismo tiempo los animales sufrirán
fluctuaciones periódicas en su consumo de hierba. Si bien no es
absolutamente indispensable dividir el rebaño en grupos, lo
recomendable es tener al menos dos grupos, lo que permite al primer
grupo cosechar bocados enteros de una mejor calidad de hierba y que
pueden elegir por si mismos (Voisin, 1974).
El número de parcelas determina el establecimiento de un plan
de rotación. El sistema de división, si es posible, debe
permitir la observación del tiempo de reposo de julio-agosto
(verano, correspondiente a la menor tasa de crecimiento de la
estación de crecimiento). Entonces podrá apreciarse hasta que punto
se hace posible realizar el número de parcelas deseadas para obtener
un tiempo de reposo de verano con el tiempo de estancia más corto
posible. Si en caso de un solo grupo, se quiere alcanzar por ejemplo,
un tiempo de reposo de 36 días, con un tiempo de estancia de una
jornada, serán precisas 36+1 parcelas. Si por el contrario admitimos
un tiempo de estancia de dos jornadas, serán precisos (36/2)+1 = 19
parcelas. Con tres días bastarán 10 parcelas. Si dividimos el
rebaño en dos o tres grupos, sería preciso añadir respectivamente
una o dos parcelas a esta última cifra.
Superficie y disposición de las parcelas. Una vez fijado
en esta forma el número de parcelas, será preciso procurar disponer
las parcelas de forma que tengan una capacidad de producción de
hierba similar. Debe prestarse especial atención a las fuentes de
agua y sombra.
La carga de animales no puede preverse. Es imposible fijar
con antelación la carga global que puede permitir la rotación. El
aumento de carga que puede preverse en los sucesivos años de
instalado un pastoreo racional, plantea cuestiones económicas, y en
el invierno, problemas de alimentación y de alojamiento. Este
aumento de carga también implica aumento de excrementos, base de la
fertilidad del suelo, sin hablar del beneficio directo que supone el
aumento de la productividad de la hierba. El pastoreo racional nos
lleva a aumentar considerablemente la carga del pasto, con relación
al pastoreo ordinario en continuo (Voisin, 1974).
El equilibrio de las fluctuaciones estacionales de la
producción de hierba puede ser por métodos internos o externos.
No debemos esperar obtener el equilibrio con el pasto dolo más que
la diferencia de producción entre verano y primavera. Este
equilibrio por métodos internos, se logra segregando y
reincorporando parcelas y con el aporte estratégico de nitrógeno.
La puesta de parcelas en siega y su reincorporación es uno de los
problemas más delicados del pastoreo racional. Los métodos externos
(suplementación, variaciones de carga, etc.) deben ayudar a
observar los necesarios tiempos de reposo y no dispensan para
nada esta observación.
El gran escollo del pastoreo racional: la aceleración fuera de
tiempo. Cuando el crecimiento de la hierba empieza a decrecer, se
tiende a reducir el tiempo de estancia sobre las parcelas, ya que la
hierba allí es menos abundante Este tiempo de estancia disminuido
acortará el tiempo de reposo en el momento que debería alargarlo.
Esta reducción del tiempo de reposo reducirá el volumen de hierba
después del siguiente pase, entonces e3stará aún más restringido
el tiempo de estancia, y así sucesivamente. Para evitar esta
aceleración fuera de tiempo, en el caso del cercado eléctrico, lo
más prudente es colocar siempre el cerco en el mismo lugar (Voisin,
1974).
El pastoreo racional debe ser conducido con flexibilidad.
Es muy raro si no excepcional, que se puedan hacer pastorear las
parcelas siempre por el mismo orden. El arte de un pasticultor que
practica el pastoreo racional consiste en saber saltar una parcela,
no muy avanzada o demasiado avanzada. Diremos para terminar:
cualquiera que sea la especulación animal (engorde en pastos,
ganadería), la naturaleza de los pastos (temporales, permanentes),
etc., el pastoreo racional, al multiplicar el rendimiento de los
pastos, conduce a una profunda modificación en la explotación de la
granja. He aquí uno de los puntos más importantes que resultan de
la introducción del pastoreo racional en nuestras granjas (Voisin,
1974).
La “productividad de la hierba”, estado espiritual totalmente necesario para el porvenir.
El concepto de productividad domina la civilización moderna.
He titulado esta obra: “Productividad de la hierba”. La
Productividad es, en efecto, una palabra que no cesa de oírse
repetir hoy día en todos los dominios de la actividad del hombre
moderno. Esta palabra se pronuncia no solamente para los productores
de fábrica, sino en todos los terrenos económicos. Ignoro si el
homo productivus de hoy día es más dichoso que el homo
sinanthropus de los tiempos remotos. Lo que si se perfectamente
es que una nación moderna y fuerte es una nación cuyas ramas de
actividad son altamente productivas (Voisin, 1974).
Cuando se aplica la palabra "productividad" a la
agricultura, se piensa sobre todo, en la productividad de la mano de
obra y de las máquinas, lo cual es normal y necesario. Pero la
agricultura plantea también unos problemas particulares, por
ejemplo, la productividad por hectárea, que es un factor que,
evidentemente, no puede examinarse (o muy raras veces) en una fábrica
de automóviles o de máquinas de coser (Voisin, 1974).
«Scientific Management» y «Grassland Management»
Sin dejarnos llevar demasiado de la imaginación y de la fantasía,
quisiera intentar comparar estos problemas de productividad de la
hierba con los problemas de productividad en la industria, es decir,
con las cuestiones clásicas de la Organización Científica del
Trabajo, que, por lo general es designada, en ingles, bajo el nombre
de Scientific management. Este término permite una
comparación todavía más notable, ya que se designan en ingles los
métodos de explotación de los pastos bajo el término general de
Grassland management. Tratemos, pues, de hacer una comparación
de estos dos managements. Un principio muy conocido del
Scientific management es el de que no es precisamente el ritmo
más elevado de producción de piezas por minuto el que da la mayor
producción de piezas diarias, por el hecho de la fatiga que resulta
para el obrero (o la máquina), lo que, finalmente, reduce el
rendimiento diario. Lo mismo sucede con el Grassland management:
no es obligando a la hierba a suministrar tres o cuatro cortes
mensuales (como en el pastoreo continuo) como podrá obtenerse su
máximo de producción anual. Hay que pedir a la hierba un ritmo
mensual menos elevado, a fin de que pueda suministrar una mayor
producción anual (Voisin, 1974).
El primer estudio de Taylor, el fundador del Scientific
management, que suele llamarse Taylorismo, nos permite hacer una
notable comparación entre la productividad de la hierba y la
productividad del obrero. El estudio de Taylor sobre el manejo de los
lingotes de fundición (emprendido en 1897, en la Bethlehem Steel
Company). Los lingotes de fundición de dicha fábrica eran
preparados por un equipo de 75 hombres de un valor medio y dirigidos
por un buen contramaestre que vigilaba estrechamente para que sus
hombres no hiciesen el vago. Se trataba de un trabajo en extremo
sencillo que sólo ponía en juego los brazos del obrero sin
necesidad de instrumento especial alguno. El trabajo era realizado
tan de prisa y tan económicamente como cualquier otro de aquella
poca. El estudio de los tiempos no suponía dificultad alguna en sí
mismo. Como se trataba de un trabajo físico muy fuerte, lo difícil
no era precisamente el determinar el tiempo necesario para ir cargado
y volver de vacío, sino el de saber el número de viajes de ida y
vuelta que un hombre podía llevar a cabo durante una jornada. Esto
planteaba otra cuestión. Se intentó, pues, mediante diversos
ensayos, determinar el grado de fatiga de los obreros. Pudo
comprobarse, con sorpresa, que la fatiga no dependía tanto del peso
de los lingotes transportados por un hombre como de la rapidez con la
cual este mismo hombre transportaba sus lingotes. El obrero menos
fatigado resultó ser el que transportaba los lingotes más aprisa,
arreglándoselas de forma de volver lentamente y para descansar sin
ser descubierto por el contramaestre (Voisin, 1974).
Barth, el técnico encargado por Taylor de estudiar estas
operaciones, llegó así a la conclusión de que, para obtener la
productividad máxima de dichos obreros era preciso dejarlos reposar
suficientemente sus músculos, es decir, tomar un tiempo de reposo
suficiente. Los cálculos demostraron que, si un obrero reposaba
suficientemente en el transcurso de la jornada, debería manejar 47
toneladas de lingotes, en vez de las 13 que había manejado hasta
entonces. Dicho de otra forma, los tiempos de reposo prudenciales
permiten al obrero el poder triplicar su productividad (en este caso
particular). Se llamó entonces al obrero Schmidt, dándosele ese día
tres sorpresas en una. En efecto, se le hizo saber que: 1º su
salario sería aumentado en un 6o %; 2º habría de transportar al
día 47 toneladas de lingotes, en lugar de 13; 3º debería descansar
cuando el cronometrador se lo dijese, en vez de transportar lingotes
sin cesar, como venía haciendo hasta entonces. El primer día, sin
fatiga alguna, Schmidt pudo manejar sus 47 toneladas de lingotes, y
su nombre quedó para siempre célebre en la historia del Taylorismo
y de la Organización Científica del Trabajo (Voisin, 1974).
La hierba necesita reposo, exactamente igual que el obrero que
maneja los lingotes. La hierba, en el transcurso de la estación
de pastoreo, tiene necesidad de reposo para renovar sus fuerzas,
exactamente igual que el obrero que maneja los lingotes ha de reposar
para relajar sus músculos. En estas condiciones, la hierba dará una
productividad tres veces mayor, exacta mente igual que el obrero
Schmidt (Voisin, 1974).
La productividad, estado espiritual.
Entre las múltiples definiciones de la productividad, quisiera
encontrar una que pudiese ser aplicada al caso particular de la
hierba. En el transcurso de una conversación, pregunté a quemarropa
a un alto funcionario del Comisariado General del Plan: “¿Podría
usted darme una definición universal de la noción de
productividad?”. Éste me contestó: “La definición más
generalizada y la mejor es la siguiente: La productividad es un
estado espiritual”.
Le hice notar que realmente se trataba de una definición muy
notable, pero que, desgraciadamente, como se trataba de hierba, no
podía ver claramente cómo podría lograr inculcarle este estado
espiritual. Sin embargo, después de reflexionar, comprendí que esta
definición universal podía explicarse perfectamente en el caso de
la hierba. En efecto, no lograremos aumentar la productividad de la
hierba, es decir, a duplicar y a triplicar su rendimiento, más que
inculcando este espíritu de productividad a todos aquellos que están
interesados en la cuestión. Cuando hayamos convencido a todos ellos
de las inmensas posibilidades de los pastos explotados racionalmente,
entonces no habrá problema de productividad de la hierba. Sabremos
encontrar los medios para desarrollar los métodos de aplicación
práctica (Voisin, 1974).
Para ver la primera parte (aquí)
Para ver la segunda parte (aquí)
--------------
André
Voisin. 1974. Productividad de la hierba. Editorial Tecnos. Madrid.
España. Cuarta reimpresión. Primeroa edición 1962. 499p.
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